
“Nos unimos al pedido de la mayoría de los países del mundo, expresado en reiteradas ocasiones en la Asamblea General de las Naciones Unidas y que Estados Unidos no considera, que exigen el levantamiento inmediato e incondicional del bloqueo (…)”, escribió Arce en las redes sociales.
Al referirse al memorando, critica el jefe de Estado sudamericano que representa un nuevo acto de agresión en contra del pueblo y el Gobierno cubanos en lo que constituye un explícito desconocimiento de los principios de autodeterminación de los pueblos y la no injerencia.
El mandatario agrega que ese documento “(…) refuerza la violación a los derechos humanos de una población que ha resistido por más de seis décadas un criminal y obsoleto bloqueo económico, financiero y comercial por parte del imperialismo yanqui”.
“(…) Toda nuestra solidaridad con el hermano presidente @DiazCanelB y el valiente pueblo de Cuba”, concluye el dignatario boliviano en su cuenta de X.
Al referirse al tema en el diario El Mamoré, el periodista Marco Santivañez, advierte que las nuevas represalias de Trump, entre las que figura la prohibición a sus conciudadanos de viajar a Cuba, constituyen no solo un acto inhumano, sino profundamente cínico porque profundiza el bloqueo.
“Es una política de estrangulamiento, de asfixia sistemática, propia del fascismo más rancio (…)», expresa el director de ese medio de prensa.
Agrega que Cuba no está sola porque no se arrodilla y resiste.
Señala que ese “cerco criminal” perdura desde hace 60 años e incluye años de privaciones, de intentos de aislamiento, de campañas sucias, de bloqueos a medicamentos, a tecnología, a comercio.
Sin embargo, sostiene, Cuba sigue allí. No como una nación doblegada, sino como un faro de dignidad para América Latina y el mundo.
Santiváñez indica que el nuevo endurecimiento del bloqueo por parte de Trump no es otra cosa que la profundización de una guerra económica declarada contra un país soberano.
“(…) ¿Y cuál es el crimen de Cuba? ¿Qué delito justifica estas medidas? ¿Acaso ser solidaria? ¿Acaso tener médicos en las esquinas más olvidadas del mundo? ¿Acaso no rendirse?”, pregunta.
Advierte que los pueblos no olvidan que en las horas más duras, cuando los grandes centros de poder esconden vacunas, medicamentos, los médicos cubanos llegan con sus batas blancas a ofrecer lo único que tienen: vida.
“Cuba no da lo que le sobra, da lo que tiene. Cuba comparte sin cálculo, sin usura, sin exigencias. No pide, da. Y esa generosidad profundamente humana, profundamente revolucionaria, es lo que el imperio jamás podrá comprender”, concluye el escrito.