Una mujer hermosa, de blanca y espesa cabellera desanda las calles de Bayamo. A sus 70 años, este 2 de septiembre, se pasea con aire angelical, con esa sonrisa de encanto, capaz de adormecer nuestros males y amansar nuestras fieras.Todavía, es capaz de alentarnos y entretejer sueños con cada palabra que susurra y cada libro que deja. Ella ha sido su eterna enamorada.
Ha cantado en versos a estos muros y a estas calles que los años han querido olvidar, como antes lo hiciera su padre, un bardo que musicalizó el Himno Nacional de Cuba. De aquí la fuerza de sus raíces, cimentadas en el crisol de esta Patria.
La novia de Bayamo tiene un feliz matrimonio con la poesía. Aunque a muchos les parezca un amargo ejercicio, ella escribe con denuedo: sobre sus vivencias, la belleza de la vida, el amor, los sueños, el mejoramiento humano, el dolor del otro…, consciente de que el camino hace la experiencia.
Sus textos han traspasado la dimnensión de su espacio para escudriñar en nuestro interior, sacudirnos y reencontrarnos en medio de un cotidianidad que es suya, pero a veces tan nuestra.
Segura de que una mujer puede andar y no requiere precisamente de un trébol de la suerte para ir hacia otra dimensión, calle arriba bajo la lluvia, ella se despoja de todo amargo ejercicio.
Sigue el vuelo del ave y pone de este lado los sueños, sobre hojas que nadie ve, por donde corren los más bellos bisontes de la tierra. Ella es piel de flamboyanes, arena del tiempo, abanico en la noche; la palabra echa flor, verso, estrofa, poesía…¿Su nombre? Lucía. Título La novia de Bayamo y su amor por la poesía.
