
Encabezaron la conmemoración Yoel Pérez García, primer secretario del Comité Provincial del Partido Comunista de Cuba (PCC); Alis Azahares Torreblanca, gobernadora de la provincia; Idaliena Díaz Casamayor, presidenta de la Asamblea Municipal del Poder Popular, otras autoridades del PCC y del Gobierno del territorio y el municipio cabecera, representantes de organizaciones políticas y de masas.
Anailis Michel Sánchez, primera secretaria de la Unión de Jóvenes Comunistas en el municipio capital, resaltó aquel primer discurso de Fidel en Guantánamo, en el cual expresó que no venía como gobernante sino como revolucionario y que la Revolución llegó al poder no para que gobernara un grupo de hombres, sino para que mandara el pueblo.
La dirigente juvenil denunció las constantes acciones contra Cuba por la administración de los Estados Unidos y convocó a reforzar la unidad, la lealtad, la disciplina y la calidad en todos los frentes para mantener nuestras conquistas.
El 3 de febrero de 1959, apenas 34 días después del triunfo de la Revolución, en el aeropuerto de Los Caños, el Comandante Villa, jefe de la Plaza, recibía a Fidel, el cual llegó acompañado del Comandante Piñeiro; minutos después la caravana entraba a la ciudad, donde recorrió varias de sus arterias principales y fue aclamado por una multitud emocionada y vibrante.
El recibimiento se efectuó en el corazón histórico de la urbe, frente al parque 24 de Febrero (antigua Plaza de Armas Isabel II), ubicada en el mismo lugar por donde naciera la Villa de Guantánamo en 1871, y donde también el 8 de agosto de 1898, el pueblo guantanamero vitoreó la entrada triunfal a la ciudad de las tropas mambisas del Mayor General Pedro Agustín Pérez.
En los portales de la otrora Escuela Profesional de Comercio, Sergio Quintero presentó al Comandante en Jefe Fidel Castro, quien realizó de manera magistral su primer discurso dirigido al pueblo guantanamero.
Habló sobre la importancia de mantener la unidad de las fuerzas revolucionarias ante los peligros interiores y exteriores, la difícil situación económico-social y la lucha que emprendería la Revolución contra el desempleo, los bajos salarios de los campesinos y obreros, la prostitución, el abandono de las asistencias médicas y la explotación de los hombres del campo que no eran propietarios de tierra.
En el histórico encuentro, Fidel anunció la inminente aprobación de la Ley de Reforma Agraria, reafirmando que un propósito supremo era cumplimentar el Programa del Moncada, proyecto que había comenzado a aplicarse en la Sierra Maestra.