Iluminador esfuerzo (+ fotos)

En el mes de octubre, Granma experimentó junto a sus homólogas, desde Camagüey hasta Guantánamo, una tensa situación energética. Las afectaciones del servicio eléctrico estremecieron, durante tres días, los hogares granmenses con apagones en el entorno de las nueve horas, apenas con una o dos de servicio. Se vivió una situación extrema, con un 98 […]

En el mes de octubre, Granma experimentó junto a sus homólogas, desde Camagüey hasta Guantánamo, una tensa situación energética.

Las afectaciones del servicio eléctrico estremecieron, durante tres días, los hogares granmenses con apagones en el entorno de las nueve horas, apenas con una o dos de servicio. Se vivió una situación extrema, con un 98 por ciento de la provincia apagada, y momentos en los que solo se disponían de 11 megawatts (MW) para rotar entre los más de 60 circuitos afectados.

En ese enrevesado contexto, desempeñó un papel sustancial la creación de grupos electrógenos en Granma, cuyos emplazamientos de Manzanillo, Niquero y Bayamo crearon una pequeña isla y aportaron 45 MW al territorio, propiciándole un alivio al pueblo y solventando algunos servicios indispensables de la salud, la economía y los servicios.

CRUCIAL INICIATIVA

En el 2005, por iniciativa del Comandante en Jefe Fidel Casto Ruz y amparado en la Revolución energética, el país decidió pasar de una generación concentrada a una distribuida, a base de motores de combustión interna, para lo cual se erigió en una primera etapa más de 200 emplazamientos en el país.

“Es, precisamente, cuando se dan los primeros pasos en Granma para la creación de grupos electrógenos sincronizados, montándose las seis centrales Diésel: Bayamo, Manzanillo, Niquero, Santa Rita, en Jiguaní; Las Mercedes, en Bartolomé Masó, y San Ramón, en Campechuela”, explica el ingeniero eléctrico Julio César Guerrero Blanco, jefe de operaciones de la Unidad empresarial de base de grupos electrógenos y servicios eléctricos (Geysel) de Granma.

Esta UEB atiende los grupos de generación interconectados al despacho y a los que pudieran conectarse a grupos más grandes, como frigoríficos, hospitales, acueductos y fábricas, a quienes, además, prestan servicios de mantenimiento y reparación.

El territorio cuenta con 46 grupos  electrógenos distribuidos en seis instalaciones, con una potencia instalada de 73,8 MW que alimentan aproximadamente unas 50 mil viviendas.

Desde el punto de vista ambiental, Geysel genera, entre sus desechos, agua oleosa y aceites usados contratados con el Central de Mabay, que los emplea en las calderas, previa autorización de licencias sanitarias con el Ministerio de Ciencia, Tecnología y Medio Ambiente.

A 17 AÑOS DE ACTIVIDAD

Sin embargo, hoy la potencia promedio de estos grupos electrógenos es de 37,66 MW, con lo cual garantizan alrededor del 50,97 por ciento de la demanda de la provincia. Sobre las causas que conllevan a este descenso en la capacidad instalada, expone Guerrero Blanco:

“Nuestros emplazamientos son de tecnología alemana y trabajan continuo 18 horas. En el caso de Bayamo, que cuenta con 16 motores, ocho de estos cuentan con 12 mil horas de explotación por lo cual se limita su actividad a dos horas semanales, para extender su durabilidad; el resto puede trabajar hasta 22 horas al día, y de ellas, 19 de forma continua.

“Durante estos períodos, se realizan paros de dos horas para reponer el aceite, revisarlos y volver a reiniciar.

“Hay distintos regímenes de mantenimiento, por ejemplo, cada 350 horas de trabajo del motor, estos son supervisados, se les cambia el aceite, el filtro y se revisa cualquier alarma de baja presión de combustible”, explica Guerrero Blanco.

Los grupos electrógenos se diseñaron para laborar dos o tres horas diarias, para entrar en el horario pico; la vida ha demostrado que no ha sido así, a causa de la situación energética del país y ante esta contingencia, trabajan 19, 20 y 22 horas diarias; descansan dos  horas y vuelven a generar.

DE BLOQUEO Y OTROS OBSTÁCULOS

En un escenario ideal, Cuba podría adquirir cada uno de estos emplazamientos en el mercado internacional, por el valor aproximado de medio millón de dólares o su equivalente en euros, pero la situación económica obliga a enviar a Alemania un número reducido de motores para su reparación capital, no todos los que deberían.

Para este año Geysel no pronostica ningún mantenimiento y, para el venidero, se revisan aquellos motores con 12 mil horas que reúnen las condiciones para llevarlo a cabo.

“Esta es una tecnología en la que el fabricante diseña motores grandes, que no ofrecen muchas oportunidades de modificación, sin embargo, contamos con un grupo muy creativo de innovadores que pese al déficit de piezas de repuesto, tratan de mantenerlos activos.

“Los aniristas han reparado los reguladores de voltaje automático; a no ser que se dañe la tarjeta. El déficit de piezas nos golpea mucho. Contamos con mecánicos y eléctricos muy sacrificados. Cuando el grupo se queda indisponible, es porque no hay nada que hacer”, asevera Guerrero Blanco.

El combustible con que trabajan las baterías es recepcionado en tanques, luego pasa por una centrífuga que lava el petróleo y lo limpia de impurezas y partículas para luego destinarlo al grupo.

“En ese sistema de centrífuga es muy común que se deterioren los filtros, inexistentes en el mercado. Hoy se realizan inventivas de conjunto con la empresa militar para fundirlos. Es una odisea, porque no hay financiamiento para cambiarlos. Se compra un buchito y se reparten, y así sucesivamente.

“Por eso es importante echar a andar la centrífuga en cada emplazamiento, ello implica un menor desgaste de los filtros durante la operatividad de los grupos”, describe Guerrero Blanco.

Otra de las piezas que golpea la estabilidad de los grupos, es el regulador automático de voltaje, cuya reciente entrada al territorio, permitió incorporar nuevos motores a la generación.

Si bien la generación básica del SEN son las termoeléctricas, ante la falta de financiamiento y recursos, estos grupos electrógenos han reducido el número de apagones.

Al cierre de octubre, por ejemplo, la potencia promedio que entregaban estos grupos electrógenos era de 37,1 MW, ¿a cuánto no ascenderían los MW de afectación si no dispusiéramos de este aporte?

De los 46 grupos electrógenos de Granma, 21 están activos, el resto se mantiene fuera por averías y acciones de mantenimiento, y dentro de estos, ocho cuentan con más de 12 mil horas de actividad, lo cual implicará de mucha iniciativa para subir a 43 MW la generación al finalizar el año.

Por el momento, a nivel nacional, no se tienen proyectos para incrementar la generación al Sistema Energético Nacional (SEN) con generación distribuida y nuevos emplazamientos, sino con energía renovable, parques fotovoltaicos, aerogeneradores y biomasa.

De mejorar las condiciones económicas, podrían incrementarse los motores a componer, lo que permitirá disponer por un mayor tiempo de esta  generación distribuida que ha demostrado ser una alternativa valedera en tiempos de contingencia para suplir el déficit.

La Demajagua

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