Promueven en Bartolomé Masó laboreo mínimo en unidades cañeras

Las unidades productoras de caña, en Bartolomé Masó, están enfrascadas en el laboreo mínimo de los suelos en busca de mayor eficiencia productiva, ahorro de recursos y rendimiento de los cultivos.

El ingeniero Jorge Antonio Milanés Núñez, máxima figura del Instituto nacional de investigaciones de la caña de azúcar (INICA) en Bartolomé Masó, precisa, que, ante limitantes financieras y flujos de suministros mermados por la actual crisis mundial, esta técnica de preparación de los suelos deviene estrategia viable para impulsar nuevas siembras y potenciar el desarrollo cañero que hoy precisa el país.

“Esta variante además de ahorrar cuantiosos recursos, también propone un empleo más racional de los terrenos, en la misma medida que logra reducir el tiempo de preparación de los mismos y aprovechar su óptimo periodo de alistamiento.

“Valiéndonos de un arado de suspensión hidráulica, combinado con grada de discos, no más de 100 litros de petróleo y apenas un galón de herbicida como glifosato, logramos preparar una hectárea de tierra que antes se requería de mayores operaciones mecanizadas y por ende mayores consumos de recursos.

“Empleamos los días de campo para ejercitar a directivos, productores y operadores de equipos en este y otros temas relacionados con el manejo de la caña, en la misma medida que evaluamos el impacto de las capacitaciones en áreas demostrativas y fincas de referencia”.

En Bartolomé Masó, se hace más necesario aun este tipo labranza toda vez que su industria azucarera, paralizada hace más de tres años, adolece de materia prima suficiente para iniciar nuevas moliendas y no se encuentra en las mejores condiciones económicas como para asumir excesivos gastos.

Para finales de 2024, se estima el reinicio fabril con el propósito de elaborar meladura como producto alternativo a la tradicional fabricación de azúcar.

La Demajagua

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