Ese resultado deja secuelas graves y ha provocado el declive en la producción cañera sobre la que descansa la existencia misma de la agroindustria azucarera.
Aún distante de la necesaria recuperación, el 2024 inició con atrasos en la provincia, al plantarse en enero algo más de 73 hectáreas, el 67 por ciento de lo previsto.
Persiste un insuficiente desempeño en las empresas agroindustriales Grito de Yara (7,6 por ciento), Arquímides Colina (65,1), Bartolomé Masó (85,5), Enidio Díaz (92,4) y el Roberto Ramírez, de Niquero que resultó la excepción como única cumplidora.
Hacer más por la siembra es un compromiso de honor como el de producir el azúcar sin ignorar que para llegarle hay que enfrentar la falta de combustibles y otros recursos materiales, a causa del bloqueo de los Estados Unidos contra Cuba.
Crecerse ante los escollos es el desafío a que están convocados los agricultores para cumplir con las mil 083 hectáreas, al cierre de abril, y mostrar su capacidad de respuesta en tiempos difíciles.