Vladimir Vargas: “esta victoria es de muchas personas”

Tiene un amor por el béisbol imposible de describir en estos párrafos. Se inició como entrenador en Mabay, un poblado a unos 15 kilómetros de Bayamo, al que debía viajar cada día “en lo que apareciera”. “Esa época fue muy bonita, aunque difícil, me pasé 10 años por allá”, comenta en diálogo con CNC TV […]

Foto: CNC TV

Tiene un amor por el béisbol imposible de describir en estos párrafos. Se inició como entrenador en Mabay, un poblado a unos 15 kilómetros de Bayamo, al que debía viajar cada día “en lo que apareciera”.

“Esa época fue muy bonita, aunque difícil, me pasé 10 años por allá”, comenta en diálogo con CNC TV Vladimir Vargas Verdecia, el timonel que hace cinco días condujo a Bayamo a su segundo título nacional en el III torneo de las Pequeñas Ligas.

Vladimir Vargas sonríe después de obtener la victoria en el tercer partido, en el que la tensión estuvo por las nubes. Foto: Osviel Castro.

“No era fácil entrenar lejos de la casa, pero lo bueno es que le ganábamos a los combinados de Bayamo y eso me llenaba de orgullo”, agrega este entrenador, quien también fue el mánager campeón de las Pequeñas Ligas en 2020, en la primera edición de este certamen.

En esa ocasión la suerte no le sonrío, como tantas veces en la vida, pues cuando preparaba a sus pupilos para un torneo en Puerto Rico –clasificatorio para la Serie Mundial– se recrudeció la pandemia de la COVID-19 y todo quedó en el sueño de representar a Cuba.

Otro de sus episodios vinculados a la “mala suerte” aconteció en 2018 cuando tuvo el honor de dirigir el equipo nacional de la categoría en el Panamericano de México y “lo clasificamos al mundial de 2019, pero después se midieron los resultados ese último año y no me incluyeron en la selección. Fue una decisión que no puedo cuestionar; sin embargo, me dolió muchísimo”.

“Siempre digo que hay que seguir trabajando. Yo me pasé 20 años sin dirigir el equipo de Granma de esa categoría aunque ganaba la provincial varias veces con Bayamo, pero no me desanimé, aquí estoy”, sentencia.

En sus más de tres décadas como entrenador, Vargas ha sido profesor de Lázaro Blanco, Roel Santos, Carlos Benítez, Alberto Soto, Guillermo Avilés, entre otros que llegaron lejos. Y dice que ver a aquellos niños crecer resulta uno de sus mayores premios.

Sobre su trayectoria, el título de las Pequeñas Ligas, la próxima Serie Mundial y otros temas llamativos, este hombre que cumplirá 54 años dentro de dos meses dialogó con CNC TV. Sus respuestas fueron directas y muy sinceras.

-Bayamo arrancó con fracaso el primer duelo de la final de las Pequeñas Ligas, ¿Qué pasó en el banco después de la esa derrota?

-Todos los niños estaban llorando, casi desconsolados. Yo esperé a que se desahogaran, que lloraran un rato. Después les dije que había que olvidarse de lo pasado y les puse los ejemplos de Granma en la serie nacional y de Agricultores en la Liga Élite, que estaban abajo y supieron ganar. Les dije: “Estamos vivos, hay que pelear y así lo hicieron”.

Foto: CNC TV

-¿No le pasó por la mente a Vladimir Vargas la posibilidad de perder el tercer partido, cuando Habana del Este empató a dos y tenía las bases llenas en el quinto inning con un solo out?

-¡Pensé tantas cosas! Había muchos nervios, pero nunca perdí la esperanza, tenía una gran confianza en mis muchachos. Sí te puedo confesar que cuando los contrarios pusieron corredores en primera y segunda y venía el tercer bate de ellos no miré lo que pasó, bajé la cabeza; la levanté cuando los muchachos salieron corriendo del banco al terreno.

-Tengo entendido que después de la premiación, por la tarde, ambos equipos confraternizaron y hablaron de la gran final.

– Las autoridades de la provincia nos prepararon en El Guajiro Natural (se refiere al centro recreativo) una actividad y allí los niños de los dos equipos terminaron bailando, conversando y disfrutando. Fue algo muy bonito, como un encuentro de hermanos. Toda la rivalidad del terreno se olvidó. El director de Habana del Este y yo intercambiamos mucho, los dos pensamos que cualquier equipo podía ganar, pero le tocó a Bayamo.

-¿Cuántas personas han influido en este triunfo?

-Es bueno que me preguntes eso, porque esta victoria es de muchos, no es solo mía y de los dos entrenadores del equipo (José Alberto Pérez y Raudel Medina). Varios niños han sido formados por técnicos de los diferentes combinados de Bayamo, incluyendo algunos de la zona rural. Esos entrenadores tienen tremendo mérito. No puedo dejar de mencionar a los padres, sin ellos esto sería una misión imposible, porque aseguran prácticamente todo lo material.

“Quiero resaltar lo que hizo la afición, que se mantuvo apoyándonos todo el tiempo. Entre los que más nos apoyó estuvo Alexquemer Sánchez, conversó con los niños, ellos se sintieron muy estimulados con su presencia. Incluso, les regaló algunos detallitos. También nos estimuló la presencia de Carlos Martí en el público”.

-¿Qué vendrá ahora, camino a la Serie Mundial de las Pequeñas Ligas, que será en agosto, en Estados Unidos?

-El mes que viene será el zonal nacional de la categoría 11-12, aquí en Bayamo. Ocho de los 14 niños están en ese equipo; queremos concentrarlos desde la semana que viene para entrenar fuerte. Tenemos que hacer un plan especial para mejorar muchas cosas, sobre todo a la defensa.

-Algunos dicen que se te vio llevar muy fuerte los niños en las Pequeñas Ligas. ¿Eres un mánager demasiado recio?

-No, para nada. Soy exigente, pero en estas categorías el que venga con mal carácter fracasa. Los niños son dóciles, pero a la vez rebeldes y el secreto está en conocerlos a fondo. Hay que tener mucha pedagogía y mucha psicología con ellos. Los míos me conocen y saben lo que significa una mirada o un gesto. En ocasiones tenemos que regañarlos fuerte, aunque sin ofenderlos jamás. Por otra parte, necesitamos escucharlos porque brindan ideas y sabemos cómo piensan. Los métodos de “Cállate” no funcionan.

“Quisiera que vieras cuando tenemos una preselección y hacemos el equipo. Los niños que no clasifican, no tienen consuelo. Eso te parte el alma, te pone bien triste. Solo queda darles fuerza para que sigan en la pelota.

“A todo eso agrego que, en mi caso particular, he hecho no sé cuántos viajes a las casas y a las escuelas de mis atletas, a hablar con sus padres y maestros. Para mí es fundamental el comportamiento fuera del terreno. Si un pelotero no tiene disciplina social está fracasado. Les insisto en que no hagan gestos feos en el terreno ni se traten de burlar del rival. De vez en cuando, al calor del juego, alguno se pasa en eso y lo llamo a lo cortico”.

-¿Este triunfo de 2023 fue más glorioso que el de 2020?

– Cada victoria ha tenido su sabor y su gloria. Disfruté la de hace tres años porque terminamos invictos y era la primera vez que se jugaban las Pequeñas Ligas. Pero esta fue muy linda también, veníamos de perder el año pasado y ahora ganamos en buena lid.

-¿Hablando de 2022, por qué no dirigió Vladimir?

-En realidad no sé. Dijeron que había sido una estrategia de “rotación” y no estaba inicialmente en el equipo; me incluyeron a última hora y fui el coach de primera, pero ya eso quedó atrás.

– ¿Qué significó Mabay en tu vida?

–Aprendí, conocí a mi actual esposa, Mayelín Fajardo, vi crecer a los primeros niños. Después de esa etapa he trabajado en el beisbolito Manuel Alarcón, de Bayamo y allí también he visto ponerse grandes a unos cuantos.

– ¿De qué manera te apoya la familia?

– Jamás me han faltado los consejos de mi madre, Georgina Verdecia Reyes y de mi papá, Tomás Vargas Paneque. Los dos han sido puntales en mi vida, junto a mi esposa y mi hijo, Andy, de 20 años. No puedo dejar de mencionar a mis hermanos, Pedro -enfermo a la pelota- y Leyanis, quien hasta hizo el viaje en 2020 a La Habana para apoyarme con lo de las Pequeñas Ligas.

-¿Te atreverías a dirigir un equipo de mayores después de tan buenos resultados con los niños?

– Las categorías que me gustan son las chiquitas. Déjame aquí donde estoy, que estoy bien (sonríe).

– Si te gustaba tanto la pelota, ¿por qué no fuiste atleta?

-Sí jugué, pero en los “placeres” de muchacho. Me iba para cualquier lugar, en cualquier transporte. No tuve calidad para llegar lejos. Sin embargo, te repito: no me arrepiento de haber sido entrenador, de haber entrado en la Epef y de graduarme después de Licenciatura en Cultura Física. Amó a mis niños, los adoro, aunque a veces me vean demasiado serio. Ellos me impulsan en todo.

Osviel Castro Medel

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