
Por: Jacqueline Pérez
Corría el año de 1869, avanzaban las primeras horas del 12 de enero. En Bayamo detener a Valmaseda y sus hombres era ya un imposible. Los ibéricos entrarían a la comarca. En ese instante llegó la decisión sublime, tremenda: Prender fuego al rebelde y próspero Bayamo.
Para rememorar la fecha cada año en la Primera Plaza libre de Cuba se desarrolla una gala que en esta oportunidad estuvo dirigida por el dramaturgo Fernando Muñoz y contó con el desempeño de noveles y consagrados artistas.

Yankiel Hernández, Vicepresidente del Poder Popular en la capital granmense, tuvo a su cargo las palabras centrales del homenaje en ellas, contextualizó el suceso e invitó a tomar como referentes cotidianos a aquellos hombres y mujeres que antepusieron el bien patrio a vida y fortuna.
En escena se recrearon pasajes del Bayamo indómito; grandes salones, cultura floreciente, conspiración, lucha, libertad, fuego, éxodo. El arte revivía así el influjo de aquellas horas trascendentales en que una ciudad toda se inmolaba en pos del mañana soñado.
Así evocó Bayamo las horas gloriosas en que sus hijos renunciaron por siempre a la esclavitud y al yugo desde el mismo lugar en que se gestó nuestra libertad, desde el mismo sitio donde se fraguaran lo más genuinos rasgos de nuestra identidad.