Tokio.- ANDY Ibáñez hizo hasta lo imposible por ser parte de la alineación del equipo que representa a Cuba en el V Clásico Mundial.
Desde que se lastimó el cuarto dedo de su mano izquierda en un juego de preparación, se entregó de lleno a la rehabilitación, pero no pudo salir al terreno durante las jornadas del grupo A, liderada por su elenco en Taichung.
Y tampoco lo hará este miércoles contra Australia en Tokio, porque su organización de la MLB (Tigres de Detroit) le ha convocado a Estados Unidos para evaluar allí la evolución de la lesión.
«Quería ser parte del equipo durante todo este tiempo pero Dios no lo permitió y me voy con la experiencia de los dos partidos de exhibición», dijo el versátil jugador, que mostró excelente forma en ambos.
«Me satisface haber podido apoyar a los muchachos y verlos pasar en primer lugar», comentó Ibáñez, quien aún mantiene esperanzas de reincorporarse en Miami si sus compañeros derrotan a los australianos.
Tras explicar que la decisión de que regrese responde al interés por examinar sus posibilidades de cara al comienzo de la temporada de la MLB, sostuvo que añora recibir el aval que le permitiría ser elegible para la semifinal del clásico.
«Ha sido una bonita experiencia», aseveró el muchacho que derrochó pasión desde el banco. «Lo he vivido al máximo», añadió, feliz por el reencuentro con atletas y entrenadores conocidos, y las nuevas amistadas fraguadas en estos días.
«Ya que no podía jugar, lo que me tocaba era apoyar y eso hice, con toda la disposición, porque deseo que Cuba gane», enfatizó.
¿Volverías a dar un paso como este?, se le preguntó entonces, y él respondió «Yo creo que sí… Yo soy cubano».