En la ciudad de Bayamo se le rindió homenaje al prócer y uno de los iniciadores de la Guerra de independencia de Cuba, Francisco Vicente Aguilera y Tamayo, en conmemoración a su muerte ocurrida el 22 de febrero del año 1877, en Estados Unidos.
En la Biblioteca pública 1868, sitio donde se ubicara lo que fuera la casa natal del independentista, se realizó un conversatorio en el que se destacaron aspectos relacionados con la vida y obra del acaudalado caballero cuyo altruismo y espíritu de sacrificio le llevaron a luchar por la independencia hasta el último de sus días.
Javier Vega, Presidente de la Unión de Historiadores de Cuba en Granma y director del museo casa natal de Carlos Manuel de Céspedes refirió en el encuentro que la historia de la nación cubana está marcada por hombres y mujeres que entregaron vida y fortuna a la independencia.
Entre ellos, dijo el estudioso, Aguilera es considerado uno de los mejores exponentes revolucionarios de la época por su pensamiento avanzado y desarrollador.
Es necesario fomentar la investigación sobre la trascendencia del pensamiento y la acción de aquel hombre, agregó Vega Leyva, a quien José Martí calificara como: el millonario heroico.
Aguilera, hoy para siempre
Nacido el 23 de junio de 1821 en el seno de una respetable familia de hacendados y terratenientes, fue un abanderado del progreso de su ciudad natal. Aguilera participó activamente en las actividades de promoción social y cultural.
Fue el de mayor contribución pecuniaria para la edificación del Teatro Bayamo en un solar de su propiedad. Estuvo también entre quienes pusieron su empeño en la construcción de una nueva sede para la Sociedad Filarmónica Cubana, un centro de animación musical, poética y ajedrecística. El agregado del vigoroso sustantivo “cubana” enfatizó en los valores que buscaba promover la institución en su segunda época.
“Nada tengo mientras no tenga Patria”, fue el pensamiento que lo impulsó a secundar el movimiento revolucionario que encabezaba Carlos Manuel de Céspedes en 1868 para retar el colonialismo español.
Muchas fueron las jornadas de gloria y sacrificio que vivió el patricio bayamés para dar muestras de su desinteresada abnegación por la patria agredida. Asistía mucha razón y justicia a José Martí cuando no cesaba de elogiar las virtudes de Francisco Vicente Aguilera.
En el periódico Patria, el 16 de abril de 1892, escribió: “¡Anda de moda tener en menos a aquellos a cuya mesa comió como hermano el millonario heroico, el caballero intachable, el padre de la república… Crece lo que la patria fundó”!
La vida le negó al patricio bayamés la posibilidad de retornar a su tierra para luchar por la independencia. El 22 de febrero de 1877 murió en la mayor pobreza este eximio patriota, uno de los fundadores de la nación cubana.
«Nada tengo mientras no tenga patria»
Era millonario –el de mayor caudal para su época en toda la región del oriente de Cuba– y sin embargo, la «fortuna» que verdaderamente lo enalteció fue la de su altura moral y su apego indeleble al ideal independentista.
Qué grandeza la de aquel patricio bayamés, cuya riqueza activa, estimada por encima de los dos millones de pesos y más de 4 000 caballerías de tierras, entre ingenios, haciendas, fincas y otras propiedades, sacrificó todos esos bienes en nombre de la libertad. Junto a Céspedes, Perucho y otros patriotas insignes, se convertiría en uno de los padres fundadores de nuestra nación, esa que emergió con la Guerra Grande de 1868 y que luego la «necesaria» continuidad enarbolada por Martí haría resurgir el 24 de febrero de 1895.
Qué bríos tremendos los de aquel patriarca, que llegó a alcanzar en la manigua mambisa los grados de Mayor General, Lugarteniente General de Oriente, Secretario de Guerra y Vicepresidente de la República en Armas, cargo con el que partió de Cuba, en 1871, hacia Nueva York, encargado de eliminar las pugnas de los emigrados y reunir recursos y armas para la lucha.
Era Francisco Vicente Aguilera, nombrado también «el peregrino de la Patria». Hoy, a 146 años de su muerte, cuando algunos esclavos del dinero pretenden hacernos olvidar la historia, una hermosa frase de Aguilera nos llega, en presente, como estandarte para la defensa de nuestra soberanía: «Nada tengo mientras no tenga patria».
( Con información de Granma y Radio Bayamo)