Hay días sagrados para la nación por la historia que evocan, por el simbolismo de los hechos que marcaron y por su aporte extraordinario al devenir de la sociedad. El asalto a los cuarteles Moncada, en Santiago de Cuba, y Carlos Manuel de Céspedes, en Bayamo, el 26 de julio de 1953, es una de esas fechas imprescindibles de nuestro pasado-presente glorioso.
Cuando aquel día, hace ya siete décadas, la Generación del Centenario, encabezada por el joven Fidel, se empinaba ante esas dos importantes fortalezas militares del país, no se estaba protagonizando solo un hecho militar contra la dictadura sangrienta de Fulgencio Batista, se estaba trazando un camino: el de la Revolución victoriosa que hoy defendemos.
El fracaso de la acción no fue la derrota de una idea, sino el gesto que sirvió «de ejemplo al pueblo de Cuba a tomar la bandera y a seguir adelante», como dijo el propio Fidel momentos antes de partir hacia el cuartel Moncada. Como dijo el Presidente cubano Miguel Díaz-Canel Bermúdez en la más reciente sesión de la Asamblea Nacional, «los más jóvenes herederos de su legado están en la pelea más importante de esta época».
Por esas razones, más de 10 000 santiagueros, en representación de toda Cuba, conmemorarán desde su propio escenario histórico el aniversario 70 del audaz asalto.
