Inteligencia artificial: consuelo para mentes perezosas

Laura, la profesora de Historia, ha notado algo extraño en los alumnos durante el último mes: responden demasiado rápido a la preguntas de clase sin apoyarse apenas en el libro de texto. En medio de la lección los reta con una interrogante bien complicada y acercándose con cautela advierte que los muchachos esconden el celular y escriben apresurados en un chat.

Pide a uno de ellos el móvil y descubre que ya los jóvenes no quieren pensar, prefieren dejarle el trabajo complicado a la inteligencia artificial. ¿Acaso no es alarmante que los alumnos recurran a los Chat GPT en lugar de desarrollar habilidades de investigación?

Los chatbot, también conocidos como Chat GPT, son sistemas basados en inteligencia artificial originados en 2022 por la compañía OpenAI. Permiten interactuar con un modelo de lenguaje generativo, ajustado a técnicas instructivas tanto supervisadas como de refuerzo, para obtener respuestas en forma de texto, imágenes o audio.

Estos utilizan algoritmos de aprendizaje automático mediante conversaciones en línea, a través de páginas web o plataformas de mensajería tan populares como WhatsApp y Telegram. Sin embargo, más allá de las notables ventajas, su creciente uso en la educación plantea preocupaciones acerca de las consecuencias negativas que trae consigo.

En primer lugar, puede disminuir la interacción real entre estudiante y maestro, al depender de un chatbot para obtener la información de inmediato, dejan de buscar ayuda en profesionales capacitados, perdiendo la oportunidad de aprender de forma más profunda y personalizada.

La falta de comunicación directa con un experto o no consultar las bibliografías básicas sugeridas limita el desarrollo de criterios propios. Muchos jóvenes caen en la tentación de confiar exclusivamente en esta herramienta, pero no tienen en cuenta que carecen de filtros y se alimentan con grandes cantidades de información extraídas de internet o recicladas de conversaciones previas.

La ausencia de garantías en la veracidad de los contenidos podría perpetuar falsas creencias entre los usuarios. Además, bien pueden llegar a reemplazar a universitarias que se desempeñan en ramas de la comunicación, beneficiando en términos de reducción de costos a las empresas, lo que implicaría altas tasas de desempleo y una marcada desigualdad social.

Abusar de esta tecnología genera dependencia cuando deseamos encontrar soluciones a la velocidad de un parpadeo e incluso satisfacer la necesidad de compañía, descuidando otras áreas de la vida que provocan sensación de aislamiento y desconexión a nivel emocional.

Interactuar con este sistema limita las prácticas de redacción y expresión oral, incapacitando el reconocimiento de sutilezas lingüísticas y el desarrollo de habilidades cognitivas grupales que no favorecen el aprendizaje integral. Es importante recordar que los sistemas automatizados carecen de empatía. Poco a poco la creatividad está siendo silenciada.

Necesitamos reconocer que el Chat GPT aunque resulte útil, es una herramienta que debemos manejar con responsabilidad para poner un alto a la ascendente ola de mentalidades vagas surgida a la par de los avances científico-técnicos en el mundo.

La utilización de los Chat GPT, tanto en las aulas como en el hogar, debe supervisarse y complementarse con la guía de padres y educadores. La clave radica en crear equilibrio entre la incorporación de la inteligencia artificial y preservar la comunicación humana con base en el pensamiento, fundamentos básicos de todo proceso educativo.

Solo mediante una mirada crítica lograremos aprovechar las ventajas de la era digital, a fin de cuentas, fue creada por y para nosotros, siempre y cuando no perdamos de vista la esencia de ser humanos.

La Demajagua

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