
Me hice fotógrafo sin gustarme el oficio- confesó en cierta ocasión Ismael González González, quien nació en Sibanicú, Camagüey, un día y año que no vale la pena recordar.
-Trabajaba como operario en una imprenta y no me gustaba tocar a las puertas para ganar el sustento tirando fotos, pero al descubrir las interioridades de este arte, presté atención al asunto.
“Llegué al estudio fotográfico Las Maravillas, de la calle Saco, en Bayamo, le pregunté al administrador si necesitaba a un aprendiz, tramitó mi inquietud con el director de la empresa y comencé a desempeñarme como ayudante.
“Pasó el tiempo y, junto a otro compañero, cubría las actividades oficiales de los organismos rectores del territorio, hasta que, por indicación del Partido, llegó al estudio Luis Morales Almaguer, corresponsal del periódico Granma. Necesitaban un camarógrafo y un fotógrafo, para trabajar en la televisión y en la prensa escrita.
“En 1969, comencé a prestar servicios para el periódico Granma, junto a cuatro periodistas del Centro de información de Bayamo. Al concluir la zafra de 1970, nos visitó el Jefe de Información de la publicación, hicimos un reporte juntos. Me propuso irme para la capital y en ese órgano informativo permanecí 30 años”.
-¿Qué le representó el periódico Granma?
-Lo máximo, sentí la utilidad de la virtud. Allí me consolidé como fotógrafo de prensa, desarrollé la mayor parte de mi vida profesional, conocí a nuestro país, a colegas y amigos.
“Trabajé en las principales coberturas nacionales y en 10 misiones internacionalistas: tres ocasiones en la República Popular de Angola, dos en Nicaragua, Argelia, Granada, Guyana, Mozambique, en la República Saharaui, tres meses en el Atlántico, junto a la Flota atunera de Cuba.
“En 1998, el periódico presentó irregularidades con la salida, por la tensa situación del país, y me fui a la revista Anap, en comisión de servicio. Así estuve alrededor de ocho meses, hasta que Orlando Lugo Fonte, presidente de la Asociación Nacional de Agricultores Pequeños, entonces, me planteó la necesidad de que trabajara oficialmente para la publicación anapista y lo complací.
“En el año 2000, a mi hijo Ismaelito le asignaron una vivienda en La Habana. Mi esposa y yo decidimos regresar a Bayamo, para estar cerca de nuestros padres, ya envejecidos”.
-¿Y…?
-El periódico La Demajagua me abrió las puertas y dispuse mi caudal profesional a favor de esa institución: la Medalla Félix Elmuza, la Raúl Gómez García, el sello conmemorativo 50 Aniversario de la Upec, Trabajador Laureado de la CTC y Corresponsal de guerra, el Premio Por la obra de la vida Rubén Castillo Ramos…
“Me enorgullece haber trabajado en el periódico granmense, que me recibió y en el que pude jubilarme”.
-Ismael Francisco González Arceo (Ismaelito), es uno de los fotógrafos más destacados del país. ¿Continuidad?
-Me estimula tener un hijo con su calidad profesional y humana. Ismaelito actualmente trabaja en Cubadebate, es el resumen de mi aspiración y de la familia”.
Este hombre de sencillez extraordinaria, que se hizo fotógrafo sin gustarle el oficio, un día colocó la cabeza, el ojo y el corazón en un mismo click y, desde entonces, logró imágenes tan intensas como las que hoy descansan en la quietud de su archivo personal.