
Autores: Frank Fonseca Espinosa y Nadiuvis Sánchez Benítez
En el recorrido, los jóvenes visitaron la casa de los hermanos Medina, quienes formaron el Quinteto Rebelde, adaptando su música para motivarlos e infundir miedo a los batistianos. Un momento emotivo y sublime del viaje fue escuchar y presenciar el Ave Nacional de Cuba: el Tocororo, que los acompañó en una parte del camino con su melodía.

En el recorrido, no podían dejar de visitar la Casa de Fidel en la Sierra Maestra. Allí cantaron con fuerza el Himno Nacional. Cinco jóvenes del sector eléctrico firmaron el código de ética y dos generaciones se abrazaron en pos del presente y del porvenir.

El periplo no culminaría ahí, sino en los hogares de los hermanos Osvanis y Oscar Ricardo Vázquez, en Sabicu, muy cerca del Alto del Naranjo, donde se instalaron dos sistemas fotovoltaicos autónomos de 300 watts. Estos consisten en un módulo completo con su gabinete (el inversor y el regulador), cinco lámparas y dos baterías de 12 volts y 100 amperes cada una, además de su sistema de tierra. Estos sistemas permiten encender cinco lámparas, un ventilador y un televisor de manera alterna.

Leidis, joven que lidera el proyecto LEMI, comentó que no es una tarea fácil; requiere voluntad, sacrificio, fuerza y, sobre todo, amor. Todos cooperaron, pero tanto ella como Pedro, Emmanuel, Álvaro y el guía más joven de la tropa, Geider Mompié Rodríguez, director de la Empresa Eléctrica de Granma, se destacaron en la instalación de los sistemas fotovoltaicos.

Los hermanos beneficiados con esta obra de impacto social expresaron: “Esto es lo más grande que la Revolución nos ha dado; no lo esperábamos, ya estábamos a punto de irnos de la zona”. La voz de Osvanis se entrecortó; vinieron a él momentos de añoranza: “Aquí vivió mi padre, trabajó la tierra muchos años y no quisiéramos abandonarla hasta nuestros últimos días”.

El agradecimiento fue inmediato. Con la idiosincrasia que caracteriza al campesino cubano, les brindaron una taza de café de las montañas que cultivan con sus manos y les abrieron las puertas de su hogar para volver. Los jóvenes eléctricos también quisieron aportar más y les entregaron una valija, una muestra de la valía que los caracteriza.

Han sido dos días de hermandad, fraternidad y compromiso con la historia, con la Patria y con el pueblo. Sin importar el lugar ni las distancias a recorrer, los jóvenes eléctricos han demostrado con hechos que la Revolución puede depositar grandes responsabilidades en sus hombros.