
De acuerdo con la versión, los trabajos incluyen la rehabilitación del terreno para facilitar el estacionamiento y operación de aeronaves, así como la expansión de áreas de alojamiento para soldados y oficiales en edificaciones frente al edificio principal de la terminal.
Imágenes obtenidas por el portal Syria TV muestran el reforzamiento del perímetro de seguridad en torno a los aparatos, la instalación de radares, la colocación de barricadas, el ensanchamiento de la puerta de acceso y el izado de la bandera rusa sobre el aeropuerto.
Según la fuente, dos aviones de carga mantienen vuelos regulares entre Qamishli y la base aérea rusa de Hmeimim, transportando personal, material logístico y equipo militar. Estas operaciones suelen realizarse en horas de la madrugada o al anochecer para evitar la atención mediática.
El número de efectivos rusos en la instalación había disminuido en comparación con etapas anteriores, pero desde hace un mes Moscú reanudó el refuerzo de tropas y posiciones.
En este marco, altos oficiales fueron trasladados a un complejo más fortificado frente a la puerta del aeropuerto, mientras se amplió el área de alojamiento y se reubicaron vehículos en zonas protegidas.
Rusia mantiene en Qamishli un radar en funcionamiento continuo, tres helicópteros y dos aviones de carga que operan casi a diario. La semana pasada, efectivos rusos realizaron una patrulla en la zona rural oriental de la ciudad, acompañados por un vehículo de las Fuerzas Democráticas Sirias (FDS), en la primera operación de este tipo desde hace varios años.
El 31 de julio pasado, el viceministro de Asuntos Exteriores ruso, Sergei Vershinin, confirmó que los contactos entre Moscú y Damasco en torno a las bases militares rusas “continúan” y tienen como objetivo, entre otros, “garantizar la seguridad de nuestros ciudadanos”.
Añadió que dichas instalaciones “han sido y siguen siendo un factor de estabilidad en la región” y que pueden “contribuir significativamente” a mejorar la asistencia humanitaria a la población.