El período crítico de ocurrencia de incendios forestales está en marcha desde enero último, agudizado por la intensa sequía que azota más de lo habitual, y hace imprescindible la alerta de autoridades y especialistas del Cuerpo de guardabosques (CGB) de la provincia de Granma.
Los estudios han demostrado la alta peligrosidad del periodo que se extiende hasta el 31 de mayo, precisamente, por la situación climática, junto a las causas que propician este flagelo que va desde una llama sin control, el descuido al tirar un fósforo o un cigarrillo hasta prender una fogata.
El cambio climático, la prolongada sequía, altas temperaturas, los vientos y el creciente volumen de material combustible, listo para arder, constituyen los mayores peligros que rondan al territorio.
Incurren con actitud negligente los fumadores, choferes que circulan en vehículos sin matachispa, cazadores y pescadores furtivos o castradores de colmenas silvestres, además de campesinos con nocivas prácticas como la quema descontrolada de desechos agrícolas y potreros para eliminar las hierbas y plagas.
La advertencia oportuna convoca a no confiarse porque de hecho ya lo sucedido en el mes que dio inicio al 2023 ratifica el pronóstico de una intensa ocurrencia de siniestros en varios municipios granmenses.
El primero se originó el día 12 en la zona de Managuano de Niquero afectando ocho hectáreas con vegetación de Ciénaga que pudo sofocarse con la rápida participación de la brigada profesional del CGB y la especializada de Flora y Fauna.
Otros ocurrieron en El Diamante, de Guisa, perteneciente a la cooperativa de créditos y servicios (CCS) Emiliano Reyes, en un bosque natural con especies de Guácima, Guarano, Piñón y Algarrobo, evitándose que fuera de mayor proporción; en Colón, lugar de difícil acceso por su topografía montañosa de la CCS Antonio Guiteras.
Igualmente, el municipio antes mencionado aportó nuevos hechos en áreas boscosas de pinos en Pinal de Morales, de la CCS Emiliano Reyes en la llamada Loma de los Cielos, consejo popular Los Horneros, patrimonio de la cooperativa de producción agropecuaria Luis Ramírez, con tres hectáreas dañadas de guácima y guarano.
Mientras, en terreno colindante al Río Hicotea, de Yara, se produjo el siniestro en una plantación de acacia, perteneciente a la Unidad Silvícola, en su extinción intervinieron el CGB y la brigada especializada de la referida institución administrativa.
Ante las condiciones meteorológicas y prácticas incorrectas de algunos ciudadanos es necesario limitar al máximo, en todo el territorio el uso del fuego en los bosques y las quemas forestales y agropecuarias, de acuerdo con las normas vigentes.
Asimismo, se impone elevar la percepción del riesgo en la población y mantener la evaluación sistemática en el enfrentamiento a lo que pudiera convertirse en un desastre humano y provocar cuantiosos daños a la economía y la naturaleza.
Según especialistas del sector, cada febrero, desde el 2017 se producen hechos de este tipo y pusieron el énfasis en la prevención con la alerta temprana y la erradicación de las causas por la negligencia humana.
Granma, que ha incrementado en los últimos años su superficie boscosa, podría verla reducida no solo por eventos cada vez más extremos, recuerde el huracán Dennis en el 2005, sino por el fuego inclemente lanzado al azar.