“¡Niñooo, afloja, dale suave, compay!” Ese es el saludo, cuando por la esquina de mi casa, este hombre dobla ‘a 180’ rumbo a la sede de Etecsa en Manzanillo, su centro laboral. Sabe que allí (como debiera ser en todas las instituciones) la puntualidad es regla de oro.
“Hoy, a la señora Dionicia (su esposa) se le atrasó el almuerzo, Robert, y mira la hora que me ha cogí’o”, me dice Wilfredo San Pedro, ajusta el sombrerón de yarey para protegerse del sol, inhala una cachada al cigarrillo encendido y continúa camino.
Para sus colegas es San Pedro, para la familia y la gente del barrio es, sencillamente, Niño, uno de los muy pocos fundadores en activo de la Empresa de Telecomunicaciones de Cuba, en la Ciudad del Golfo de Guacanayabo.
Hace unas horas pregunté por él y una prima me comentó: “Desde que el Huracán Ian se acercaba preparó el maletín. Ya está en Pinar del Río.”
Revise su alma aquel que intente calificar de esclavos a estos hombres y mujeres, también. Vacío ha de estar porque no conoce el valor de la hermandad sincera; el asumir el dolor ajeno como propio, la impresionante altitud digna del pueblo cubano.
Así de admirable es mi vecino, uno de los siete “empatadores” del contingente de telecomunicadores granmense que anda por Vueltabajo reparando líneas para reconectar afectos mediante la “vía 500” o la móvil.
Junto a Niño también está el paisano Cuevas, y otros cuatro “empatadores”, seis linieros, igual número de reparadores, un trabajador de logística y dos especialistas de inversiones en la División Territorial de ETECSA en Granma.
El equipo llegó hasta el Cabo de San Antonio, pasó por Sandino y este amanecer entra a la ciudad capital del mejor tabaco del mundo. Enrumba con el pecho erguido brindando la fortuna mayor: la ágil destreza, la entrega talentosa y la creativa y trabajo consagrado con directa conexión a la solidaridad.
Al regreso a casa, San Pedro y sus compañeros serán mejores profesionales, no porque sean héroes, sino porque estuvieron allí donde fueron más útiles. El pueblo de Manzanillo los admira.
Cuando a Dionicia se le atrase otro almuerzo y el vecino doble ‘a 180’ la esquina de mí casa tendré tiempo de decirle: “Niñooo, ¡FELICIDADES, la botaron de jonrón!”
Por ahora, cuídense mucho y éxitos en la misión. Un abrazo y afectos, hermanos.
En la provincia continúan las muestras de solidaridad hacia las provincias afectadas por el paso del huracán Ian. Fue abanderada el pasado 29 de septiembre una brigada de linieros de la empresa de telecomunicaciones que partió hacia el occidente del país para apoyar las labores de recuperación. La ceremonia estuvo presidida por las máximas autoridades políticas y gubernamentales de ese oriental territorio.