La etapa que se extiende hasta febrero próximo, resulta decisiva y exige de un mayor esfuerzo, para avanzar en el abastecimiento territorial en las ventas de alimentos a la población y las entregas a las instituciones de la Salud Pública, Educación, entre otras.
El reto está en crecer en los rendimientos de las plantaciones de viandas, hortalizas, granos y frutas para lograr acopiar altos volúmenes de alimentos con la contribución de los cooperativistas y campesinos, organizados en sus respectivas bases productivas, el control en los municipios y la acción de la Anap y las delegaciones de la Agricultura.
Es un período óptimo, en el que la provincia, proyecta aumentar las siembras, en comparación con igual etapa del año anterior, además de alistar las tierras en su preparación, aplicando alternativas, no obstante las limitaciones con los combustibles.
Entre las propuestas ha de priorizarse el boniato, la yuca, el plátano, tomate, calabaza y frijol, dándole continuidad a las producciones de ciclo corto fortalecidas en la campaña anterior.
Se incluye el uso de medios biológicos, abonos orgánicos y utilización de la tracción animal, pues esta campaña tiene que cumplirse, a pesar de que en el territorio no se cuenta con los productos químicos que por décadas acompañaron a los paquetes tecnológicos.
Emplear adecuadamente los recursos existentes, utilizar de manera eficiente las máquinas de riego para sostener las producciones y la aplicación de las investigaciones científicas en función de soluciones alternativas frente a contingencias reales.
Asimismo, comenzó el proceso para la contratación y comercialización de la producción agropecuaria del 2025 que busca, entre otros objetivos, potenciar la diversificación, obtener una oferta variada, garantizar la satisfacción de los diferentes destinos, a través de la elaboración de los alimentos, desde cada localidad como fuente de suministro fundamental.