De debajo de la bota sangrienta del vasallaje español, un pueblo se levantó y dijo ¡Nunca más! Para que ningún imperio volviese a equivocarse; para que los hombres caminasen iguales y libres, hijos de esta tierra morocha se pusieron de pie y firmaron su Acta de Independencia el 5 de julio de 1811.
Esa solemne Declaración convirtió a este país en la primera colonia del continente que proclamó su independencia absoluta, y se lanzó entonces a conquistarla. Venezuela fue el motor de arranque, la marea que rompió la aparente calma en que vivía nuestra América bajo el yugo de la metrópoli española.
Así, les dio la fuerza a numerosos pueblos para arrancarse las cadenas y garantizar una Patria libre.
En lo adelante, la defensa de la independencia ha sido estandarte, causa y verdad de las naciones que, dueñas ya de su destino, se unen hoy en pos del bien común.
El alba, la Celac, Petrocaribe hacen palpable ese sueño de hermandad que Bolívar y Martí iniciaron, y Fidel y Chávez hicieron posible.
Justamente, desde la tierra de Martí y de Fidel, el Primer Secretario del Comité Central del Partido y Presidente de la República, Miguel Díaz-Canel Bermúdez, felicitó «de todo corazón» al «pueblo bolivariano y chavista, a su Presidente, el hermano Nicolás Maduro y a la unión cívico-militar que ha sabido vencer los más grandes desafíos. Cuenten siempre con Cuba», dijo.
En ocasión del aniversario 212 de la solemne Declaración de Independencia de Venezuela, se realizó, en el Paseo de los Próceres, un desfile cívico-militar en el que el mandatario venezolano instó al pueblo a avanzar en la independencia cultural y a consolidar la seguridad y la paz de la nación.
Aseguró que «en la Fuerza Armada Nacional Bolivariana está la responsabilidad de ser la columna vertebral de la integridad territorial, de la unión de la Patria y de la defensa nacional».