Por Fausto Triana, enviado especial
Clasificado in extremis para el boxeo de los Juegos Olímpicos, se subió al tren de París 2024, como joven promesa sin mayores expectativas, y hoy amanece con signo dorado.
De hecho, se convirtió en el único boxeador de Cuba en subir a lo más alto del podio, nada menos que en el mítico estadio Roland Garros, que adaptó sus instalaciones del tenis para dar paso al pugilismo. “No sabía de un escenario tan importante y salí con todo mi entusiasmo a darlo todo”, declaró a medios de prensa latinoamericanos.
Con 24 años de edad, Alvarez, natural de Cienfuegos, se impuso 3-2 al francés Sofiane Oumiha en la división de los 63,5 kilogramos, en un combate que dominó en el primer asalto, se vio más exigido en el segundo y logró aventajar por la mínima en el tercero.
A una pregunta de Prensa Latina sobre si aplicó una estrategia de llevar la ofensiva en todo momento, señaló que Soriane lo venció en 2023 en el torneo mundial y ahora se planteó mantener un combate técnico, cuidadoso porque se trataba de un contrincante muy difícil.
“Estoy muy feliz y doy gracias a Dios por esta victoria que dedicó a mi abuelita fallecida hace poco, cuando yo lograba en Tailandia la clasificación para los Juegos Olímpicos. Creo que es un paso para el boxeo cubano en su deseo de seguir siendo buque insignia de nuestro deporte”, comentó.
Respecto a su progresión en la lid parisina, admitió que en su primera pelea olímpica sintió alguna presiòn, pero una vez se movió en el ring, empecé a disfrutar como un campeón y me dije, vamos a dar un show, vamos a hacer que el público se sienta contento”.
Alvarez analizó que en esta ocasión fue evidente la diferencia en relación con su duelo anterior con el francés. “Era un novato entonces, y me propuse hacer algo más por el oro; es lo que quería, el deseo del pueblo cubano, de compartir esta inmensa alegría”, acotó.
No se amilanó en ningún momento del choque con Sofiane y con habilidad, destreza y velocidad de piernas, pudo neutralizar los embates de su púgil que goza de enorme popularidad en Francia y que contó con el respaldo de 15 mil aficionados en el ring instalado en el Roland Garros.
Sólo Arlen López, doble titular olímpico, sumó otra presea, de bronce en los 80 kilos, para el boxeo cubano, algo que puso más acento en las miradas hacia la actuación del joven portento.
No me considero una referencia en estos momentos, al contrario, soy la continuación de un camino que dio muchas glorias al deporte de Cuba y que volverá a sus mejores niveles, no tengo dudas, afirmó.
A otra inquietud de Prensa Latina, Alvarez se consideró honrado por convertirse en el segundo medallista dorado de la isla caribeña en los Juegos de París, después de la proeza del luchador Mijain López, quien ascendió al firmamento olímpico con cinco cetros en cinco contiendas bajo los cinco aros.