Papa Luna y tradiciones en Peñíscola, España

Balcón del Mediterráneo, con la mística del Castillo del Papa Luna, Peñíscola, España, celebra desde hoy las fiestas en honor y homenaje a la Patrona María de Ermitana.

Por Fausto Triana

Una tradición que tiene testimonios escritos del jolgorio desde el siglo XVII y que comprende verbenas, conciertos, encierros taurinos, pasacalles con charangas y actos religiosos. Su primera referencia data del 3 de agosto de 1664.

Sin embargo, los capítulos alrededor del Papa Luna son también una suerte de punto de partida, porque fue una de las figuras protagonistas del llamado Cisma de Occidente, cuando la iglesia se dividió, dicen que por culpa del polémico Pedro Martínez de Luna, que adoptó el nombre de Benedicto XIII.

Se le atribuye una famosa frase que ha trascendido en el tiempo: “sigo en mis trece” (por lo de Benedicto XIII), para remarcar que no renunciaría jamás a su cuestionado papado, resistiendo incluso varios intentos de envenenamiento.

Apasionante historia que duró mucho más de lo que se piensa con la sede del Palacio de los Papas en Avignon, Francia, hasta su retorno a Roma, donde se constituyó definitivamente como Ciudad el Vaticano el 11 de febrero de 1929, con la firma de los Pactos de Letrán entre el Reino de Italia y la Santa Sede.

Peñiscola, municipio de la Comunidad Valenciana, con título de ciudad desde 1707, tiene apenas unos ocho mil habitantes, con atractivos deslumbrantes. Destaca, además, por su inclusión en la selecta lista de Pueblos más bonitos de España

En honor a la Patrona de la localidad, la Virgen de la Ermitana, se desarrollan cada año los actos relacionados con la liturgia en el ermitorio, donde está la imagen de la virgen, la Plaza de Armas, y el famoso Castillo, que comparten uno de sus muros.

En las fiestas, descuellan las danzas de Peñíscola y un elemento muy peculiar, la batalla de moros y cristianos, también en tono de bailes ancestrales, que se celebran en dos jornadas, los días 8 y 9 de septiembre.

Aunque la tradición se enfoca en el tributo a la Virgen de la Ermitana, el Castillo-Palacio del controvertido Papa Luna, es ineludible, con las miradas en esta villa de la costa levantina y la imponente mole que sirvió de residencia a su escurridísima Santidad.

Se trata de una fortaleza construida por los templarios sobre los restos de la antigua alcazaba árabe, morada del Papa Luna, quien ejerció durante dos decenios como Sumo Pontífice sobre los territorios que le eran fieles, mientras seguñian las negociaciones para poner fin al Cisma de Occidente.

Prensa Latina

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