Lo que hay y lo que no hay

“Es lo que hay”, decía el ex entrenador del FC Barcelona, Ronald Koeman, cuando le preguntaban en su época de DT por los pobres resultados del club catalán, acostumbrado en otro tiempo a las glorias y coronas. La frase, poniendo a un lado enormes diferencias conocidas, pudiera aplicarse al béisbol cubano, que acaba de ser …

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Agricultores (Cuba) frente aLeones del Caracas (Venezuela) durante la 65 Serie del Caribe Gran Caracas 2023, celebrado en el Estadio Monumental de Caracas Simón Bolívar , el 4 de Febrero de 2023 en Caracas, Venezuela. FOTO: Calixto N. Llanes/Periódico JIT (Cuba)

“Es lo que hay”, decía el ex entrenador del FC Barcelona, Ronald Koeman, cuando le preguntaban en su época de DT por los pobres resultados del club catalán, acostumbrado en otro tiempo a las glorias y coronas. La frase, poniendo a un lado enormes diferencias conocidas, pudiera aplicarse al béisbol cubano, que acaba de ser humillado otra vez en la Serie del Caribe, con sede en Venezuela.

No se trata de resignación, ni de justificar a Agricultores, equipo que apenas pudo ganar un juego (3-1 a los Gatos Salvajes de Curazao) en siete presentaciones. Se trata de aceptar que la pelota cubana sufre carencias técnicas y materiales, y esa realidad se paga con derrotas.

A medida que el torneo avanzaba –también desde antes- surgían voces, algunas supuestamente “especializadas” que cuestionaron la selección de los refuerzos, como si ese “problema” fuera el principal de una selección que se quedó por debajo de lo esperado.

Supongamos que Cuba hubiera escogido 10 peloteros distintos a los seleccionados. ¿Ellos hubieran sido tan integrales que hubiesen colocado al país directamente en el primer lugar de la serie? ¿Una buena actuación en este torneo nos habría hecho olvidar las insuficiencias que arrastra nuestro béisbol hace más de 15 años?

Sería oportuno recordar que esta novela con tan mal final en Venezuela, tuvo capítulos anteriores, como la incursión de Granma reforzado para la Semana Beisbolera de Haarlem, en Países Bajos, en julio de 2022. En ese entonces se escogieron ocho peloteros que no formaban parte del equipo y las redes explotaron (y hasta algunos comentaristas) por la exclusión de atletas como Darián Palma, Yunier Castillo y Yosbany Millán, quienes habían sido protagonistas en el título de los Alazanes en la 61 Serie Nacional (SN), pero no fueron incluidos entonces porque “se estaba premiando” el rendimiento de la campaña precedente.

Abro un paréntesis para subrayar que el equipo campeón de la 61 SN, todavía está pendiente de un “estímulo”, que en el caso de Cuba ha consistido históricamente en un tope, torneo, evento o como quieran llamarle en el exterior.

Volviendo a lo acontecido en Países Bajos: como los ocho refuerzos no aportaron mucho –entre los que se incluía Frederich Cepeda, quien “destroza” la pelota en nuestros clásicos- y Cuba volvió a decepcionar, surgió el planteamiento de “llevar al equipo campeón completo”, todo lo contrario a lo que están diciendo ahora.

No perdamos de vista, tampoco, cuántas desmotivaciones han surgido a raíz de “reforzamientos”, porque en nuestro país el atleta que soportó sol durante meses jamás encontrará bien que otro, aunque sea mejor, ocupe “su puesto” en el avión.

Sé que a nadie le gusta perder, pero si Agricultores ahora mismo –reforzado o no- hubiera clasificado entre los cuatro primeros, muchos estarían dándose en el pecho y olvidando las condiciones en las que juegan los peloteros (a pleno sol, con bajos salarios y una alimentación que ha menguado mucho respecto a la de años anteriores), las fisuras del trabajo de la base, la pérdida de la masividad, la necesidad de que nuestros entrenadores se superen más, las prácticas “igualitaristas” que no premian el rendimiento, etcétera.

Cuando Vegueros de Pinar del Río se coronó en la Serie del Caribe de 2015, “con los mejores peloteros del país”, como dijo su renombrado timonel Alfonso Urquiola, muchos obviaron que clasificó in extremis, ganando un solo juego en extrainning. Porque las victorias suelen nublar la mirada.

Así pasó cuando Cuba obtuvo el segundo lugar en el Clásico de 2006. La euforia por ese resultado generó espejismos y autosuficiencias.

Desde entonces, miro una y otra vez las líneas que escribí, publicadas el 29 de marzo; es decir, hace 17 años y veo que conservan plena vigencia, más ahora después de la debacle de Agricultores. “Nos urge seguir buscando esa ideal (y en algunos casos lejana) integralidad. Es decir, que los peloteros tengan, por lo bajo, “cuatro de las cinco puntas” que reclaman los entendidos: bateo de contacto o bateo de promedio, correr rápido, fildear bien y tirar con potencia y precisión”, exponía.

Agregaba que necesitábamos incentivar la especialización en el pitcheo, seguir trabajando la fuerza al bate (carente desde entonces), formar desde la base bateadores ambidiestros y hacer todo lo posible para que nuestros lanzadores ganarán en velocidad.

“Pongamos nuestra zona de strike sobre el plato, ‘de las axilas a la rodilla’, como señala la regla, pues aquí aplicamos muchas veces la ‘esquina de Tejas’ y ese aumento a lo largo y estrechamiento a lo alto daña tanto a serpentineros como a bateadores”, añadía.

Su final también puede servir para ahora y probablemente nos haga volver a pensar: “No se trata de una ubicación decorosa o impensada en la tabla de posiciones. La cuestión radica en elevar el techo, corregir defectos, acercarnos a la perfección, copiar de las escuelas norteñas, de las asiáticas y de cuantas sea posible y acoplarlas a la nuestra”.

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