Los Cocodrilos se perdieron en el bosque de los Leñadores

Las Tunas sabía que tenía que dejarlo todo en el terreno en la semifinal de la II Liga Élite frente a Matanzas, porque en la pelota cubana nadie ha regresado de un 3-0 adverso

Danel Castro está a dos jits de los 2 500. Foto: Ricardo López Hevia

Si se admite la paráfrasis, anoche los Cocodrilos se perdieron en el bosque, como Martín, el personaje de la novela de la francesa Elsa Triolet.

La protagonista descubrió los excesos y peligros de la sociedad de consumo y fue a refugiarse en ese monte, en el que fue devorada por las ratas, un destino muy parecido al de los reptiles, despedazados por los hachazos de unos Leñadores que no se rinden.

Anoche, Las Tunas sabía que tenía que dejarlo todo en el terreno en la semifinal de la II Liga Élite frente a Matanzas, porque en la pelota cubana nadie ha regresado de un 3-0 adverso.

Esa fue la razón por la cual, desde el primer inning, comenzaron a desbordarse con las dos primeras carreras, impulsadas por el jit 2 497 de Danel Castro en nuestros clásicos, un enorme jonrón que puso en ventaja de 2-1 a sus compañeros.

Don Danel, además, pegó otro indiscutible, y se puso a solo dos de la mítica cifra de 2 500 jits, toda una hazaña a sus lozanos 47 años.

El Leñador mayor es la bujía de un conjunto que, si bien en los dos primeros desafíos solo produjo diez imparables, ayer pegó 11 en los tres primeros capítulos, todos frente al abridor Joel Mogena (7) y al primer relevista, Noelvis Entenza (4).

Mención obligatoria merecen las faenas rescatistas de Rodolfo Díaz y Alberto Pablo Civil, quienes desinflaron las poderosas mandíbulas de las fieras del pantano.

El primero llegó en el cuarto acto, con dos corredores en circulación, sin outs, y logró retirar al núcleo central de la alineación rival: Yurisbel Gracial, Yordanis Samón y Rusney Castillo, para un decisivo cero.

Civil se encargó del octavo y noveno episodios, con un jit permitido, un boleto y tres ponches. Ambos relevistas, en seis completos, aceptaron tres incogibles y dos carreras, a la cuenta de Díaz.

Fue un partido en cuyo primer tercio, de una hora y 45 minutos de duración, los dos elencos se atacaron con todo el poderío de sus bates, hasta que siete jits, un pelotazo y una base se combinaron para que los del Balcón del Oriente decidieran el choque con racimo de cinco anotaciones.

En honor a la verdad, los apagafuegos matanceros también hicieron un excelente trabajo, pues Haikel Parra primero, en tres y un tercio, y luego Eriel Carrillo, mellaron las hachas, tanto que en cinco y un tercio limitaron el gasto ofensivo a cinco inatrapables, no les anotaron, poncharon a cinco y transfirieron a dos.

Pero ya el mal estaba hecho.

Denis Peña y Rafael Viñales dieron tres jits cada uno, con dos dobles el primero, y uno el segundo, mientras que Gracial, Samón y Castillo, con dos cada uno, acumularon seis de los que pegaron los yumurinos.

Lo cierto es que lo que parecía imposible, vencer a los Cocodrilos, ya no es una quimera. Los Leñadores viven en su bosque, y hoy van por la emboscada que les permita el regreso a la Atenas de Cuba, en la misma jornada en la que los Leones están obligados, en la selva del Latinoamericano, a morder a los Cazadores de Artemisa, que van delante por 2-0, en ese play off.

Periódico Granma

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