Por: Lianet Pérez
Para esta fecha, pero del año 1868 el ingenio azucarero La Demajagua, se convirtió en el escenario de un suceso que cambiaría el rumbo de la Mayor Isla Antillana.
Allí Carlos Manuel de Céspedes, con valentía y determinación, liberó a sus esclavos y los convocó a unirse a la causa independentista. El hecho constituyó el inicio de la lucha para alcanzar la abolición de la esclavitud en Cuba.
Según el historiador de la ciudad de Bayamo, Ludín Fonseca García, “Este alzamiento tuvo una amplia repercusión no solo a nivel regional, sino también que marcó el fin de los movimientos insurreccionales en América para obtener la independencia de España, pues este estallido estuvo antecedido por el resto de las colonias y marcado por aproximadamente 30 años de lucha contra la corona europea”.
Los patricios bayameses reconocieron que la lucha armada era el único camino para lograr la independencia y así quedó plasmado en el Manifiesto del 10 de Octubre. Este suceso agigantaba a Carlos Manuel como uno de los hombres más preclaros de la nación.
A 156 años de aquel acontecimiento debemos recordar la fecha como el acto de suprema valentía que iniciaba la gesta emancipadora cubana.
