Un héroe sublime

Iko Carreira, de los primeros guerrilleros del MPLA que estuvo con Agostinho Neto en Quifangondo, luego como jefe de las FAPLA y después de la liberación de Angola fue Ministro de Defensa de ese país, decía que el primer comandante, Raúl Díaz-Argüelles García era un héroe sublime.

Y efectivamente es así. Díaz-Argüelles había nacido en La Habana el 14 de septiembre de 1937. Desde joven se incorporó a la lucha en el Directorio Revolucionario y se destacó en acciones clandestinas en la capital como un atentado frustrado a Fulgencio Batista y el ataque a la 15ta estación de policía. Estuvo en el exilio y luego combatió en El Escambray donde alcanzó el grado de comandante.

Después del triunfo de la Revolución, el 1 de enero de 1959, desempeñó varias responsabilidades en las Fuerzas Armadas Revolucionarias, así como cursos de preparación y superación. El 2 de diciembre de 1973 fue ascendido a primer comandante. Fue fundador del PCC y delegado a su primer Congreso.

En agosto de 1975 encabezó la Misión Militar Cubana en Angola, y en ese país adoptó el nombre de guerra de Domingo da Silva. En una primera etapa estuvo al frente de 429 oficiales cubanos que participaron en la creación de cuatro Centros de Instrucción militar con capacidad para 500 alumnos cada uno en Benguela, Salazar (actual N´Dalatando), Enrique de Carvalho (hoy Saurimo) y el enclave petrolero de Cabinda. Allí se forjaron los combatientes de las Fuerzas Armadas Populares de Liberación de Angola (FAPLA).

Como parte del rechazo al enemigo que quería impedir la independencia angolana, -compuesto por fuerzas de Zaire, el Frente Nacional de Liberación de Angola (FNLA), mercenarios del norte, efectivos sudafricanos y la UNITA-, dirigió una columna formada por tropas cubanas y angolanas, y encabezó el Frente Sur donde participó en numerosas acciones combativas –como la batalla de Cabinda-, destacándose por su valentía  y dotes militares.

El 11 de diciembre de 1975, durante el combate de Ebo, Díaz-Argüelles tenía la misión de moverse con una pequeña columna  de blindados desde Calengo hasta Hengo. Al llegar a ese lugar, el enemigo se había replegado y la columna continuó avanzando hasta caer en un campo minado.  El vehículo en el que viajaba el primer comandante, al pasar, activó una mina antitanque que explotó e hirió a los oficiales. Díaz-Argüelles fue herido de gravedad en las piernas, pues las esquirlas metálicas le cortaron la arteria femoral. Aunque fue trasladado rápidamente a un hospital de campaña, no llegó con vida. Había transcurrido exactamente un mes de la proclamación de la liberación de Angola. Fue así que en la zona de Hengo, murió el valeroso combatiente cubano, a quien el Comandante en Jefe Fidel Castro Ruz ascendió póstumamente  a General de Brigada, el 2 de diciembre de 1976. En esa misma fecha, pero de 1986, fue condecorado por mortem con la orden Ernesto Guevara de primer grado y la medalla Combatiente Internacionalista de primera clase.

El 10 de septiembre de 2015, el Consejo de Estado de la República de Cuba acordó otorgar el Título Honorífico de Héroes de la República de Cuba, con carácter póstumo, a Raúl Díaz-Argüelles. En 2019, también fue condecorado con la Orden Agostinho Neto, la más alta distinción que otorga el Estado angolano.

Sobre Angola y su guerra de liberación hay testimonios e investigaciones que permiten llevar a las nuevas generaciones lo sucedido. Todo cuanto hoy se narre deberá estar a la altura del heroísmo de aquellos jóvenes que, bajo el sagrado principio del internacionalismo proletario, cayeron por la libertad de otras tierras y que en estos días conmemoramos el aniversario 35 de la Operación Tributo que los trasladó de regreso a casa.

“De Angola: apuntes y recuerdos”, libro en preparación del coronel (r) Ernesto Pérez Shelton, será entonces un homenaje también en 2025 al aniversario 50 del inicio de la epopeya de angolanos y cubanos y, en él, Díaz-Agüelles figura como uno de los protagonistas. El héroe cubano, también angolano porque su sangre corrió allí junto al hermano de otro continente, figura a la luz de nuestros días ciertamente como el héroe sublime del que hablara Iko, y al que los combatientes y revolucionarios debemos rendir tributo en cada jornada de defensa de la soberanía patria.

Cubadebate

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