De lo que ha sucedido en estos 10 años, los avances y los obstáculos, y de las perspectivas, conversaron este martes en la Mesa Redonda, la directora general de la Zona, Ana Teresa Igarza Martínez y el director adjunto de la Terminal de Contenedores Mariel, Leonardo Sosa Barrios.
“La ZED Mariel arribó el pasado mes de noviembre a sus diez años, pero en la situación actual que vive el país, la zona ha ido adecuando sus condiciones y su funcionamiento sin detener las actividades”, dijo al intervenir en el programa televisivo Igarza Martínez.
“Creo que es importante centrarnos, en primer lugar, en los objetivos de la zona especial: cómo, para qué fue creada y cómo estamos enfrentando en el momento actual desde allí cualquiera de las amenazas que puedan estar latentes en contra del funcionamiento de la economía cubana”, señaló la directiva.
Subrayó que la zona tiene como objetivo fundamental generar producción de bienes y servicios con el fin de sustituir importaciones, generar nuevas exportaciones y articularse con el resto de la economía interna.
“Sobre esa base, trabajamos con un programa de desarrollo y negocio trazado hasta el año 2042, que ha tenido ya dos salidas parciales: concluimos la primera en 2022 e iniciamos la segunda en 2023. Este programa prevé tres ejes de crecimiento fundamentales, dígase infraestructura, servicios y negocios, interconectados entre sí”, explicó.
De acuerdo con Igarza Martínez, todas las infraestructuras de la ZED son construidas son a costo del Estado cubano.
“Por lo tanto, es crucial concentrar los esfuerzos para continuar avanzando sin constituir una carga para la economía cubana. Actualmente, contamos con nueve sectores, todos con planes de ordenamiento territorial urbano, y estamos avanzando en la ejecución de los proyectos técnicos ejecutivos, siguiendo el principio de planear de una sola vez y luego construir por etapas, minimizando los gastos por desarrollar infraestructuras que no vayan a ser ocupadas de manera inmediata”, sostuvo la directora general de la ZED Mariel. .
Agregó que, teniendo en cuenta que en el sector A se cuenta con casi el 90% de la urbanización—sector por donde se inició el desarrollo de la zona especial—, y que este sector tiene aproximadamente 45 kilómetros cuadrados, con más de 700 hectáreas urbanizadas y con infraestructura de agua, electricidad, comunicaciones, tratamiento de residuales y otros servicios, “la primera decisión que adoptamos, en conjunto con las autoridades, fue ralentizar el proceso de urbanización, dejando solo esa actividad relegada para los nuevos negocios que entran y demandan nuevas infraestructuras diferentes a las creadas o de otras áreas que no son las del sector”.
“En cuanto a la producción, hemos continuado atrayendo negocios que tributen al Programa nacional de desarrollo económico y social, con énfasis en la producción de alimentos, que es un eje fundamental para la población, así como en bienes de uso y consumo personal del hogar. También estamos potenciando que tanto los negocios establecidos como los nuevos que vayan llegando, tributen a la exportación de bienes no tradicionales, para lo cual debemos desplegar un trabajo que permita que esas industrias puedan colocarse a nivel regional”, apuntó.