“Con Fidel en la vida y en la muerte”

El fotoreportero Rafael Martínez Arias (Felo), del periódico La Demajagua comparte experiencias de la visita del Comandante Fidel Castro Ruz a la provincia de Granma durante los días 18, 19 y 20 de diciembre de 1986, con motivo de celebrar en este territorio el XXX Aniversario de su encuentro con Raúl, en Cinco Palmas.

Aquella tarde las indicaciones de Bartolomé Martí Pons, entonces director del periódico La Demajagua al fotreportero Rafael Martínez Arias, fueron precisas y sin muchos detalles: “Felo, mañana viene una visita de alto nivel, búscate una ropa verde olivo. Si no tienes, que alguien te preste una a tu talla”, orientó
Al otro día, sobre las cinco de la madrugada, un niva rojo le recogió en su casa, establecida en el municipio de Guisa y enrumbó hacia Manzanillo junto a los periodistas Pedro Mora y Jorge Luis Batista. Ya con familiaridad, le pregunta a Pedro:

  • ¿Por fin, a dónde vamos?
    -El asunto es que viene Fidel, Felo.
    EL PRIMER DÍA
    “Llegamos al aeropuerto y empezaron a llegar aviones. Fidel que es una figura de altura, no solo por sus ideas, su pensamiento, sino también en estatura, tuvo que agacharse para bajar del avión.
    “Los nervios me tenían mal. Nunca había tenido que fotografiar a una personalidad tan distinguida. Yo mismo me llamé a consejo. “¡Ponte pá esto, que tienes que llevar la buena!
    “Durante el trabajo me acerqué a uno de los fotógrafos que venían con Fidel, tú sabes uno era nuevo en eso y le dije: ‘Compadre, yo soy nuevo en esto aquí en la provincia, hace falta que tú me ayudes a estar cerca de ti para poder hacer las fotos por si esto se complica, y me dijo, no te preocupes.”
    El 18 de diciembre, reseña el libro Itinerario de Fidel Castro Ruz por la provincia de Granma, de Ludín Bernardo Fonseca (Historiador de Bayamo), Fidel arriba a Manzanillo por avión. Saluda a un grupo de pioneros que lo aguardan, a miembros del Comité Provincial del Partido y a dirigentes de organismos y organizaciones.
    Al medio día, visita la Facultad de Ciencias Médicas. Allí dialoga con el doctor Efraín Benítez Popa, quien respondió diversas preguntas acerca de la obra en ejecución, instalaciones con que debe contar y condiciones de vida de los estudiantes. Recorre la planta baja del edificio e intercambia con los estudiantes.
    Llega a Campechuela y recorre un taller textil donde se fabrican artículos de tela para el mercado y garantiza, a su vez, empleo a un alto número de mujeres de la zona. Arriba a Media Luna. Se dirige al palacio de pioneros Vitalio Acuña ubicado en una amplia edificación remozada a tal efecto. Deja inaugurado el local, visita algunas de sus áreas y pronuncia las palabras de inauguración.
    LOGRAR LA BUENA
    Fidel inaugura el policlínico comunitario Raúl Podio Saborit, de Campehuela. Recorre el laboratorio y clínica dental. Exhorta al colectivo de trabajadores a ganar la condición de Unidad Modelo. Inaugura un círculo infantil y llega a Cinco Palmas para participar en la celebración por el XXX Aniversario del reencuentro de ambos hermanos y otros expedicionarios de Granma, hecho que tuvo lugar el 18 de diciembre de 1956.
    De estos recorridos, intervenciones e inauguraciones Rafael Martínez Arias dejó constancia fotográfica, sin embargo, sobresale entre las logradas, la emblemática foto del encuentro de Raúl y Fidel en Cinco Palmas.
    “Allí en Cinco Palmas no cabía un alma. Yo estuve en una posición muy favorable, además tenía un lente de gran alcance que me permitía buenas fotos sin necesidad de acercarme. Tiré unas cuantas fotos, de la presidencia, del acto en sí, las demostraciones, muy bien ejecutadas, simularon mambises bajando a caballo. Fue un espectáculo maravilloso.
    “Muchos me preguntan cómo logré esa foto. El asunto es que cuando hay una alta personalidad, usted está “cazando” a esa persona, está pendiente de sus gestos, porque todo lo que hacen es elegante, si saluda a un niño, un obrero, un anciano.
    “Cuando finaliza el acto, Fidel sube a la tarima para saludar algunos de los artistas, Raúl sube detrás de él, le toma la mano y dice: ¡Viva Fidel! En ese instante, apreté el obturador y capté el momento.”
    Ya de noche, Llega a Media Luna y se dirige a la Casa Natal Celia Sánchez Manduley, donde recorre las salas del museo.
    “Cuando voy a subir, uno de la seguridad me intercepta, entonces el fotógrafo que andaba con Fidel le dice, él anda conmigo, y pude pasar al interior del museo.
    “En ocasiones tuve Fidel a dos metros de distancia. Recorrió las salas, observó una galería de fotos de Celia Sánchez Manduley y después pronunció un discurso ante las personas congregadas. Las afueras de la institución museológica estaban colmadas de pueblo”, narra Martínez Arias.
    EL SEGUNDO DÍA
    “Antes de iniciar los recorridos previstos para el 19 de diciembre de 1986, Fidel se acerca a nuestro grupo de prensa y pregunta: ¿Ya desayunaron? ¿Ya los atendieron? No recuerdo quién de nosotros le dijo, Sí, Comandante. Aquel interés suyo me llegó, porque entre tantas preocupaciones que debía tener, interesarse por nosotros, dice mucho de su sensibilidad.”
    Durante esa jornada, Fidel visitó el centro de desove y cría de larva de camarón en Manzanillo. Allí se interesa por conocer las características del proceso que se llevaba a cabo. Visita el área de construcción de un combinado para la fabricación de medios de enseñanza y audiovisuales. Inaugura la carretera Miradero-La Sal-Manzanillo. Pronuncia las palabras centrales. Recorre la carretera Miradero-La Sal-Manzanillo.
    Posteriormente arriba a Río Cauto, a la zona dedicada a la camaronicultura, donde conversa con los trabajadores.
    “En lo que Fidel está conversando, ha venido un mosquito y se le ha posado detrás de la oreja. El tipo estaba pega’o, ¡imagínate, chupando sangre de la buena!. Yo ya por la familiaridad durante esos días de trabajo, casi me da por quitárselo, pero opté por llamar a su escolta y decirle: ‘Capitán, mire lo que el Comandante tiene detrás de la oreja’. El escolta cogió el mosquito y lo metió en una cajita, no sé para qué. Me quedé con aquella curiosidad.
    AHORA SÍ…
    Acto seguido, Fidel visita el hospital municipal Fernando Echenique, en ese municipio, elogia la calidad de la sala de pediatría erigida en esa unidad, encomiando cómo se hizo a un bajo costo.
    “Durante ese intercambio que sostiene en el hospital de Río Cauto, una señora mayor, en bata de dormir, intercepta el cordón de seguridad y de momento, está arriba el Comandante. Tratan de apartarla, pero Fidel no accede.
    “La señora lo abrazó, Fidel también, le dio un beso y la señora emocionada le dijo. ‘Ahora sí puedo morirme’. Todavía hoy me pregunto cómo esa señora pudo llegar hasta él”.
    En la tarde, Fidel recorrió las obras de ampliación del hospital Carlos Manuel de Céspedes, en Bayamo. Visita el área donde se erige el hospital pediátrico con capacidad para 456 camas; el Instituto Preuniversitario de Ciencias Exactas Silverto Álvarez Aroche, donde se formaban 394 estudiantes provenientes de toda la provincia; dialoga con los jóvenes y arriba a la Casa Natal Carlos Manuel de Céspedes, en Bayamo.
    “El museo estaba tranquilo, despejado. El Comandante recorrió las salas de exposiciones. Cuando corre la voz de la presencia de Fidel, el pueblo se empieza a aglomerar en las afueras, y desde el balcón pronuncia un discurso”, expone Martínez Arias, quien ejerció como fotoreportero de guerra, en Angola.
    EL TERCER DÍA.
    En la mañana del 20 de Diciembre de 1986, Fidel llega a la unidad poligráfica José Joaquín Palma, donde se edita el periódico provincial La Demajagua. Recorre el laboratorio fotográfico, el servicio de telex y el salón de redacción. Allí pronuncia un discurso.
    “Trabajar esos tres días junto a Fidel, fue una experiencia extraordinaria, en primer lugar por lo que significa trabajar con una personalidad como la suya, de tanta relevancia, y más como fotógrafo que te permitía acercarte aún más a su persona. Haber trabajado esos días con el Comandante será durante toda mi vida un estímulo”, ratifica el también Premio provincial por la obra de la vida Rubén Castillo Ramos este 2023.
    Del 30 de noviembre hasta el 4 de diciembre de 2016, las cenizas del Comandante en Jefe Fidel Castro peregrinaron desde La Habana hasta Santiago de Cuba. El cortejo atravesó 13 provincias del país y recibió el homenaje de millones de cubanos. En su cuarto día de peregrinaje, los restos mortales de Fidel viajaron desde Bayamo hasta Santiago de Cuba, donde serían inhumadas, suceso trascendental que también eternizó con su cámara el fotoreportero Rafael Martínez Arias.

“Fue impactante ese cordón de pueblo que se aglomeró en los extremos de la carretera, en los potreros. Guajiros a caballo y a pie; mujeres, niños, algunos de meses, cargados en brazos por sus padres se amontonaban a ambos lados de la carretera para dar su último adiós al Comandante con celulares, velas, lágrimas, brazaletes, medallas, carteles, flores, fotografías, pañuelos…
“En el museo Ñico López, otrora cuartel Carlos Manuel de Céspedes, se hizo la velada. Allí también hice fotografías de ese triste momento Al siguiente día por la mañana, salimos hasta Jiguaní, desde donde se conducirían las cenizas hasta Santiago de Cuba.
“He tenido la oportunidad de estar en cuatro ocasiones cerca de Fidel. Esta última, no hubiese querido que hubiera sucedido, pero bueno, así es la regla de la vida: nacer y morir, o sea, que estuve con Fidel en la vida y en la muerte”.

Anaisis Hidalgo

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