Pulmones de nicotina

El reloj marca las ocho de la mañana y, en la esquina de la ciudad, una figura se recorta entre la neblina artificial de su propio cigarrillo. Cada bocanada es un ritual, una pausa en la rutina, pero también una cuenta regresiva invisible. Hoy, 31 de mayo, el mundo detiene su paso para mirar de frente la realidad. Fumar no es solo un hábito, es una epidemia silenciosa que cobra millones de vidas y deja cicatrices profundas en quienes lo practican.

Foto tomada de educompara

Por: Karla Vigoa, Estudiante de Periodismo.

Basta encender un cigarrillo para liberar más de 7 mil sustancias químicas, entre ellas, al menos 40 cancerígenas. La nicotina, el monóxido de carbono y el alquitrán son los protagonistas de una tragedia molecular: la nicotina acelera el pulso y eleva la presión arterial; el monóxido de carbono roba oxígeno a la sangre, y el alquitrán tapiza los pulmones con su sombra letal. El resultado es una lista de enfermedades que asusta y nunca termina.

Da igual si se consume en cigarrillo, pipa, narguile o incluso en cigarrillos electrónicos: el daño es real y acumulativo. No solo el fumador paga el precio; los fumadores pasivos, expuestos al humo ajeno, también sufren las consecuencias en silencio. En nuestro país, aunque las cifras de fumadores han descendido, la edad de inicio es cada vez más temprana. La industria tabacalera sigue reinventándose, pero el mensaje es claro: no hay forma segura de fumar.

El Día Mundial sin Tabaco es más que una fecha en el calendario. Es un llamado urgente a la conciencia colectiva. Fumar es la principal causa evitable de muerte en el mundo, responsable de una de cada diez muertes en adultos y de la destrucción de nuestro entorno, desde el cultivo hasta los desechos que contaminan suelos y aguas.

Hoy, la figura en la esquina apaga su cigarrillo. Quizás mañana lo piense dos veces antes de encender el próximo. Porque cada bocanada es una oportunidad perdida para respirar mejor, vivir más y sumar días, no humo al aire. En este Día Mundial sin Tabaco, la mejor decisión es clara: dejar de fumar es regalarse futuro, salud y esperanza.

Karla Vigoa Marrupe (Estudiante de Periodismo)

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