
Por: Anaisis Hidalgo Rodríguez
Su entrega va más allá de la rutina laboral: es una batalla constante por fortalecer el papel de los trabajadores como agentes de cambio.
Como asesora jurídica en Ediciones Caribe, su esfuerzo se centra en convertir cada logro en una victoria colectiva, a la vez que deviene voz en torno a la innovación y el bienestar social.
“En muchas ocasiones, el trabajo industrial ha sido la base de la resistencia y la esperanza de nuestro pueblo”, afirma.
Para ella, la fábrica no solo produce bienes, sino que también forja valores de solidaridad, innovación y compromiso social.
Esa filosofía la lleva a impulsar áreas clave como la gestión del talento, la calidad y la seguridad, pero también a cultivar en las nuevas generaciones un espíritu de transformación social.
Maritza ve en los obreros a motores impulsores que, con su ingenio y dedicación, desafían las dificultades propias de un contexto siempre complejo.
“Son héroes silenciosos que construyen a diario una Cuba más fuerte”, dice con orgullo, resaltando cómo esas acciones generan cambios tangibles en la vida de su comunidad.
A través de su liderazgo en la Asociación Nacional de Innovadores y Racionalizadores, ha inspirado a muchos a ver en la creatividad una vía para vencer las carencias y potenciar la economía social.
La labor de ella y sus compañeros demuestra que la verdadera innovación nace del compromiso colectivo y del amor por la patria.
Madre de dos hijos, Maritza combina el apoyo familiar con su lucha cotidiana en la fábrica, reafirmando que la unidad y el apoyo mutuo son esenciales para resistir y avanzar.
“Aquí no solo producimos, también construimos identidad y esperanza”, afirma con convicción.
Con ese espíritu, la UEB ha logrado significativos avances en festividades patrióticas y metas productivas, siempre en sintonía con los objetivos de la Revolución.
Y su mensaje para el Primero de Mayo resuena con firmeza: “El futuro de Cuba está en nuestras manos; debemos seguir apostando por la producción y la innovación para garantizar un país soberano y justo”.
Maritza representa la fuerza de una clase obrera que, lejos de ser pasiva, se activa, crea y transforma.
Su historia es la de miles que, con sudor, creatividad y el amor a su tierra, mantienen viva la chispa de un proyecto social que sigue creciendo con cada esfuerzo colectivo.