Según medios locales, el nombre del mandatario republicano se añadió en la fachada del Instituto de Paz de Estados Unidos, con sede en Washington DC, previo a la rúbrica de este pacto entre las dos naciones africanas.
«El jueves, el presidente Trump recibirá a los presidentes de la República de Ruanda y República Democrática de Congo para firmar el histórico acuerdo de paz y económico que él medió», anticipó el lunes la secretaria de prensa de la Casa Blanca, Karoline Leavitt.
Trump ha destacado repetidamente sus esfuerzos para resolver conflictos internacionales en lo que va de su segundo mandato, algo que, pensó, avalaría el Premio Nobel en 2025.
El ocupante del Despacho Oval asegura que ha contribuido a negociar acuerdos de paz entre Israel y Hamás -frágiles para no pocos observadores-, Armenia y Azerbaiyán, Tailandia y Camboya, y este de Ruanda y la RDC.
A la rúbrica asistirán, entre otros, el presidente de Angola y titular en ejercicio de la Unión Africana, João Lourenço.
El Barómetro de Acuerdos de Paz en África, que da seguimiento a la implementación efectiva de ese tipo de tratados, advirtió que cinco meses después de la firma del instrumento de Washington, el progreso es frágil y desigual.
En su reporte de noviembre alertó que existe un estancamiento en la implementación, con 19 de las 30 tareas identificadas en el Acuerdo, apenas en su fase inicial.
El Instituto de Paz fue blanco del desaparecido Departamento de Eficiencia Gubernamental (DOGE) en los esfuerzos de Trump y su exaliado Elon Musk para reducir el gobierno federal; sin embargo, un juez falló en mayo que la toma de control por parte del Departamento era ilegal.
La portavoz de la Casa Blanca Anna Kelly afirmó en un comunicado que el Instituto de Paz de Estados Unidos “era antes una entidad inflada e inútil que despilfarraba 50 millones de dólares al año sin lograr la paz”.
La jueza de distrito Beryl Howell dictaminó entonces que Trump y sus subordinados utilizaron la “fuerza bruta” para tomar el control de la sede del Instituto y desmantelarlo, pese a las advertencias de que no estaba bajo la jurisdicción del poder ejecutivo.
“Ahora, el Instituto de Paz Donald J. Trump, que lleva el nombre de un presidente que puso fin a ocho guerras en menos de un año, servirá como un poderoso recordatorio de lo que un liderazgo fuerte puede lograr para la estabilidad global”, dijo.




