El Día del Educador en Cuba: Una victoria sobre el analfabetismo

El 22 de diciembre es una fecha de profundo significado en Cuba. Más que una simple celebración, el Día del Educador conmemora uno de los logros fundacionales de la Revolución Cubana: la declaración del país como Territorio Libre de Analfabetismo en 1961.


Este día rinde homenaje permanente a los maestros y alfabetizadores que libraron una “gran batalla” contra la ignorancia, un episodio que transformó la estructura social y el futuro de la nación.

La fecha simboliza el vínculo indisoluble entre el proyecto revolucionario y la educación popular, un principio que sigue definiendo la identidad cubana.

CONTEXTO CUBANO

Antes de 1959, el panorama educativo en Cuba era crítico. Se estima que solo la mitad de los niños en edad escolar asistía a clases. La situación en las zonas rurales era aún más desfavorable, con un acceso limitadísimo a la enseñanza y altas tasas de analfabetismo entre la población adulta.

El nuevo gobierno revolucionario identificó la educación como una prioridad absoluta. En marzo de 1959, apenas tres meses después del triunfo, se creó la Comisión Nacional de Alfabetización y Educación Fundamental.

El compromiso se internacionalizó cuando, el 26 de septiembre de 1960, el líder Fidel Castro anunció ante la Asamblea General de las Naciones Unidas la meta de librar “su gran batalla contra el analfabetismo” en el plazo de un año.

UNA MOVILIZACIÓN NACIONAL

La Campaña de Alfabetización de 1961 constituyó una movilización social sin precedentes, organizada a través de diversos cuerpos de voluntarios que abarcaron toda la isla.

El esfuerzo principal recayó en los Brigadistas “Conrado Benítez”, un ejército de aproximadamente 100 000 jóvenes estudiantes que abandonaron sus ciudades y hogares para vivir y enseñar en las zonas rurales más apartadas.

Junto a ellos, unos 15 000 trabajadores formaron las brigadas “Patria o Muerte”, dedicando su tiempo libre a alfabetizar sin descuidar sus empleos. A nivel comunitario, más de 121 000 Alfabetizadores Populares asumieron la tarea de instruir a sus vecinos en sus propios barrios, mientras que alrededor de 35 000 Maestros Voluntarios profesionales brindaron la estructura pedagógica y el soporte técnico esencial.

En conjunto, esta formidable fuerza de alrededor de 271 000 educadores movilizados logró enseñar a leer y escribir a cerca de 707 000 cubanos y cubanas, reduciendo la tasa de analfabetismo nacional a un histórico 3.9% en un solo año.

LA PROCLAMACIÓN Y EL NACIMIENTO DEL DIA DEL EDUCADOR

El 22 de diciembre de 1961, una multitud se congregó en la Plaza de la Revolución “José Martí, en La Habana para presenciar un hecho histórico.
Allí el Comandante en Jefe Fidel Castro pronunció un discurso que resonaría en la historia:
“Hemos ganado una gran batalla, y hay que llamarlo así: batalla, porque la victoria contra el analfabetismo en nuestro país se ha logrado mediante una gran batalla…”.

En ese acto, se izó la bandera de la Campaña y se proclamó a Cuba como Territorio Libre de Analfabetismo.

Para honrar a los protagonistas de esa hazaña, esa misma fecha fue instituida como el Día del Educador. Se eligió este día porque, como se expresó en los discursos conmemorativos, la victoria “cobró extraordinario y decisivo impulso cuando nuestras masas juveniles” se sumaron a la lucha.

La celebración del Día del Educador trasciende el hecho histórico y se enraíza en una profunda tradición pedagógica cubana.

La fecha es una oportunidad para reflexionar sobre la esencia de la labor educativa, retomando las ideas de figuras fundamentales como José Martí, quien expresó: ‘”Educar es depositar en cada hombre toda la obra humana que le ha antecedido” y “preparar al hombre para la vida”. Él distinguía entre instrucción (el pensamiento) y educación (los sentimientos), argumentando que “no hay una buena educación sin instrucción”.

Félix Varela, José de la Luz y Caballero y José Martí, son considerados “gigantes de nuestro magisterio”. Su pensamiento vigente define educar como “acariciar el intelecto y el espíritu del ser humano” y estimular la curiosidad permanente.

Fidel Castro: El líder de la Revolución enfatizó el rol moral y revolucionario del educador. Sostuvo que el maestro “debe ser un ejemplo”, un “activista de la política revolucionaria” y un “abanderado de la exigencia”, cuya autosuperación constante es la base de su autoridad.

El Día del Educador no es solo un recordatorio del pasado, sino una reafirmación anual del valor social de la educación.

Anaisis Hidalgo Rodríguez

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