Tras su exposición “Acceso de paz”, en la galería Larios del Centro Histórico de la urbe, Orlando García hizo referencia al enorme legado cultural que nos dejan los asiáticos, con la conferencia “El encanto de la caligrafía japonesa, o Shodo”.
Museólogo y practicante marcial, explicó que sus presentaciones buscan “un equilibrio en la vida personal a través del sentir con el pincel”.
El artista refirió que “la caligrafía es como explican viejos axiomas japoneses como ese momento del trazo irrepetible que pasa y no vuelve a ocurrir”.
Con su performance, el también investigador dijo que es la oportunidad “de expresarme libremente”, aseguró en un taller donde participaron otros especialistas y estudiantes de la Academia de Arte Vicentina de la Torre.
García hizo referencia al Shodo y sus técnicas como el Kanji que manifiestan la propia evolución del hombre en esas tierras lejanas como una evidente forma de comunicarse.
Aunque complejo, según su criterio, para entender desde la cultura occidental, resulta la caligrafía de países como China y Japón, digna de admiración “como lo es la propia dinámica social y la vida en esos territorios lejanos para nosotros”.
Al igual que muchos de los nacidos en la mayor de las Antillas de distintas generaciones, “a mí me viene el amor por la cultura japonesa desde que descubrí los ideogramas, y luego las propias artes marciales como una necesidad de conocer todo lo que practicaba” explicó el especialista del Museo Provincial de Camagüey.
Instituciones como la Casa de Asia, ubicada en la capital cubana, impulsan el amor y el conocimiento en Cuba sobre la cultura de los pueblos orientales, caudal milenario y herencia incalculable para la humanidad.