El feliz parto de Celia

Cada 9 de mayo es imposible no recordar el nacimiento de Celia Sánchez Manduley, esa mujer histórica y recopiladora de la historia al mismo tiempo, cortada a la par de las doctrinas del Maestro, amante de los libros y devota de la verdad histórica. Ese celo por preservar la memoria histórica le fue heredado a […]

Cada 9 de mayo es imposible no recordar el nacimiento de Celia Sánchez Manduley, esa mujer histórica y recopiladora de la historia al mismo tiempo, cortada a la par de las doctrinas del Maestro, amante de los libros y devota de la verdad histórica.

Ese celo por preservar la memoria histórica le fue heredado a Celia por su padre, el doctor Manuel Sánchez Silveira, por eso no era de extrañar que aún en medio de la guerra estuviera al pendiente de salvaguardar “hasta el último papelito”.

El doctor Gonzalo de Quesada y Miranda, quien después tomara parte en el traslado del busto de José Martí al Pico Turquino, fue el primero en advertir la sensibilidad y capacidad de Celia para cuidar con esmero todo lo concerniente a la historia patria, razones que no le hicieron dudar ni un segundo al confiarle algunos escritos de José Martí.

Esta pasión por la preservación, la hizo extensiva a cuantos documentos, papeles, notas y mensajes se elaboraron en la Sierra Maestra y en el Segundo Frente Oriental.

Inolvidable resultaba aquella estampa de mujer, flor y coraza al mismo tiempo, con los bolsillos grandes de su pantalón guerrillero visiblemente abultados por los papeles que conservaba.

SE FECUNDA UNA IDEA

Su interés por conservar con vistas al futuro cualquier documentación asociada a la lucha, en particular los de Fidel, era casi fanático.

Comenzó a guardarlos en la propia Sierra Maestra, donde transcribía a altas horas de la noche y la madrugada, robándole tiempo al descanso y al sueño, entre sorbos de café que encandilaban las pupilas y despabilaban las neuronas.
En fecha tan temprana como el 13 de mayo de 1958, escribía a Fidel desde Vegas de Jibacoa:

“Hay muchos papeles sin importancia hoy, para un futuro y para la historia será de gran valor. Mi interés en esto es que cuando se escriba la historia sea lo que realmente es y no dejar estos papeles escribir historietas, nada prueba más que los documentos, por lo que todo importa después.”

Su preocupación era tal, que con frecuencia copiaba los mensajes, cartas u otros escritos antes de que salieran a su destino.

A Celia le debemos la construcción detallada de la batalla de Guisa. Ella grabó las historias de muchos participantes en acciones de guerra o en la clandestinidad, siempre insistiendo en abordar con objetividad los problemas históricos, experiencia transmitida desde niña por su padre.

EL EMBRIÓN

Con la alborada del 1 de enero de 1959, Celia comenzaría la afanosa tarea de recopilar los papeles dejados a lo largo de la lucha en custodia de otros compañeros y organizar y clasificar toda la documentación.

Al Ché le había confiado documentos que guardó en la Comandancia La Plata; a Camilo le escribió con la finalidad de que le enviara todos los que tenía en su poder y al doctor René Vallejo le entregó uno de los diarios de Raúl Castro, recuperado luego bajo tierra, custodiado por un rosal.

En fecha tan temprana como el 16 de marzo de 1959 dirige a Camilo la siguiente nota:

“Querido Camilo:
He comenzado a poner todo el archivo de la guerra en plástico, los originales. Después, pasar ese archivo a rollo de film, que será el archivo de uso y el auténtico para nuestro museo. Ya que me voy a ocupar de esto quiero hacerlo completo, o sea, comenzando de antes del Moncada. Aparte quiero todo lo que sea de Fidel, todos sus discursos, sus cartas, todos sus escritos, sus cartas, hasta el último papelito. En esto pueden ayudar ustedes entregando todo, esto va a ser de todos. Si estas conforme como ustedes no tienen tiempo, puedes delegar en todo lo tuyo en mí. ¿Conforme? Me interesan todos tus escritos, tus cartas, son interesantes porque escribes muy bonito y porque todo es interesante.
Abrazos. Celia Sánchez Manduley. 
No me pongas nada en orden.”

Al triunfar la Revolución, Celia no solo se había convertido en el mejor archivo viviente de la lucha insurreccional, sino que había logrado conservar el mayor volumen de documentos existentes relacionados con la guerra.

Celia evidentemente hablaba de procedimientos y principios básicos de conservación, de procedencias y formas de organización que fueron las mismas que se aplicaron años después.

Siempre exigía la veracidad y objetividad. Le molestaba mucho que algunos se atribuyesen acciones no realizadas o que exageraran su papel.

Celia organizó grupos de trabajos para entrevistar a los campesinos y serranos que sirvieron de guías o colaboraron de alguna manera con el Ejército Rebelde.

Nidia Sarabia recuerda cómo le ayudó a Celia Sánchez a organizar el archivo en la década de 1960:” Ella vigilaba todo el papeleo – incluso cuando estaban siendo bombardeados con napalm. Tenía esta idea de que incluso un pequeño pedazo de papel de un soldado rebelde, o de un campesino semi analfabeto, tenía una importancia vital”.

“Fue una de las ideas más importantes y queridas que tuvo”, dice Sarabia. “Y nadie más pensaba en ello. Tal vez Fidel sí, pero ninguno otro de los líderes pensó que había que guardar esos papeles”.

No fue hasta 1963 que Celia pudo retornar la actividad de localización y recogida de toda la documentación que quedaba dispersa, para ello comisionó a unos pocos compañeros que se dieron a la tarea desde entonces de recorrer la isla, visitar antiguos combatientes y colaboradores; indagar, revisar archivos de la tiranía y desenterrar literalmente de patios y fincas, papeles escondidos durante la guerra.

Los bolsos de nylon llenos de disímiles papeles, fajos envueltos en papel de estraza y atados cuidadosamente con cordel; otros conseguidos como resultados de su gestión tras los primeros años del triunfo, conservados en grandes bolsas de lona del tipo de las que se utilizan para el correo, hablan de cómo gestó el fondo documental de la Oficina de Asuntos Históricos.

Con la ayuda de un reducidísimo grupo de colaboradores, comenzó Celia a organizar aquella copiosa documentación y a hacer inventarios.

Imagino cuán doloroso sería revivir a través de los mensajes aquellos valiosos episodios de la lucha. Cuántas lágrimas afloraron al reconocer la letra de uno que otro de sus compañeros, ya ausente.

EL ALUMBRAMIENTO

La noche del 4 de mayo de 1964, sentada en la sala de la casa, en compañía de un grupo de colaboradores y de sacos de nylon repletos de papeles, Celia concibió la necesidad de crear un organismo adecuado para su organización y conservación. Daba luz, de esta manera, a la Oficina de Asuntos Históricos del Consejo de Estado, bautizada por ella misma con aquel nombre.

La actividad desbordaba las posibilidades físicas del espacio reducido de la sala de su apartamento de la calle 11 entre 10 y 12 del Vedado, y fue necesario acondicionar otro local cercano. Fue así que al nacionalizarse el Banco Hipotecario Mendoza se asumió allí el espacio para la Oficina, que es el que mantiene hasta la fecha, cita en calle línea, entre 10 y 12, El Vedado. Allí se instalaron mecanógrafos, operadores de equipos de impresión y un rudimentario laboratorio fotográfico.

El recinto, contribuyó a salvaguardar los manuscritos elaborados en la Sierra Maestra así como el trabajo en otros frentes y en la clandestinidad. Hoy atesora más de 70 mil documentos originales de la lucha revolucionaria cubana, entre ellos más de 159 mil fondos fotográficos en 28 colecciones y más de 56 mil fondos documentales.

Pero su celo y amor por la Historia de Cuba alcanzó también los papeles de otros próceres de etapas anteriores, entre ellos de Máximo Gómez, Francisco Vicente Aguilera, Carlos Manuel de Céspedes, y le debemos también que se hayan conservado intactos importantísimos lugares relacionados con la lucha en la Sierra Maestra, como la Comandancia de La Plata.

La Licenciada en periodismo Noemí Valera Castillo, especialista en Documentación Histórica y encargada del depósito oral y audiovisual, refirió en el reportaje Medio siglo de la Oficina de Asuntos Históricos: Todo importa, publicado en Cubadebate, “que el archivo oral de la Oficina es uno de los más completos del período de 1952-1958 gracias a la proyección futurista de Celia, de crear condiciones propicias para grabar y conservar las evidencias contadas por sus propios protagonistas”.

Texto consultados:

  • La flor más autóctona de la Revolución.
  • Celia heroína de la Revolución.
  • Figuras de nuestra historia
  • Figuras cubanas
  • Celia: ensayo para una biografía
Anaisis Hidalgo

Comparte si te ha gustado
Scroll al inicio