Por: Aldo Daniel Naranjo (Historiador)
Desde que pisaron tierra de Niquero fueron detectados por la aviación batistiana, por lo que continuaron avanzado rápidamente con el propósito de internarse en la Sierra Maestra.
Tres días después, en el paraje conocido como Alegría de Pío, cayó sobre ellos un diluvio de metrallas de una compañía de infantería enemiga y los aviones.
El resultado de la acción fue dos muertos y la dispersión de los expedicionarios.
La mayoría de los capturados terminaron asesinados y solo 14 supervivientes consiguieron alcanzar la finca El Salvador, propiedad de Ramón Pérez Montano, en la zona de Purial de Vicana.
En aquella difíciles circunstancias, cuando Fidel recibió a su hermano Raúl, quien llegaba con cinco fusiles, expresó: “Ahora si ganamos la guerra”. La decisión de combatir al régimen tiránico, lo que conllevaba enfrentar a 80 000 soldados del Ejército de Cuba, apoyados por los Estados Unidos, se mantuvo más firme que nunca.
El 17 de enero de 1957 la incipiente guerrilla tomó el cuartel de La Plata, su primera victoria.
Desde ese momento, la Sierra Maestra devino símbolo de la libertad. El tronar de los fusiles era constante contra las incursiones de las patrullas militares batistianas.
El apoyo de las masas campesinas de la serranía fue incondicional, las que sufrieron represiones y asesinatos masivos.
PELEANDO CON ÉXITO EN LA SIERRA MAESTRA
Desde los lomeríos irredentos partieron orientaciones a todo el país, con los objetivos de priorizar el envío de armas y hombres a la Sierra Maestra.
Gracias a la labor de Celia Sánchez en Manzanillo y Frank País en Santiago de Cuba llegaron combatientes para nutrir las filas insurgentes y periodistas para divulgar al mundo la existencia del foco insurreccional, comandado por Fidel Castro.
El periodista estadounidense Herbert Lionel Matthew, corresponsal The Nueva York Times, logró llegar hasta Fidel.
El 24 de febrero, publicó el reportaje sobre su visita a la Sierra Maestra y su entrevista con Fidel Castro y varios de sus seguidores.
El publicista extranjero era categórico: “Fidel Castro, el líder rebelde de la juventud cubana, está vivo y peleando con éxito en la intrincada Sierra Maestra, en el extremo sur de la Isla”.
Y en otro párrafo enfatizaba: “Esta es la primera noticia confirmada de que Fidel Castro está todavía vivo y todavía en Cuba.
Nadie fuera de la Sierra Maestra ha visto a Castro con excepción de este reportero. Nadie en La Habana ni aún en la Embajada de los Estados Unidos, con todos sus recursos para obtener informaciones, conocerá hasta la publicación de este reportaje que Fidel Castro está realmente en las montañas orientales de Cuba”.
Los reportajes de Matthew disiparon la cortina de humo levantada por la dictadura acerca de la resistencia armada en la Sierra Maestra, llevando alegría a muchos patrióticos corazones.
En las montañas, Fidel realizaba ataques de ciertas envergaduras a los cuarteles y campamentos enemigos y preparaba incursiones a los llanos del Cauto.
Prefería dirigir personalmente los combates como los de El Uvero, Palma Mocha, El Salto y Pino del Agua.
Puso en práctica un pensamiento militar bastante novedoso: la defensa escalona, la creación de pequeñas columnas y pelotones, la guerra de posiciones y la elección del momento oportuno para el contragolpe.
En julio de 1957 creó la columna 4, bajo la dirección del comandante Ernesto Che Guevara. Esta fuerza la mandó a operar al este del Turquino, la cual extendió su influencia por Bueycito, Bayamo, Guisa y Jiguaní, entre otros puntos.
Para consolidar la guerra en los llanos del Cauto, en enero de 1958 escogió al recién ascendido primer teniente Orlando Lara Batista, cuyo pelotón fue reforzado con hombres y armas.
A fines de febrero ascendió al grado de comandante a los capitanes Raúl Castro Ruz y Juan Almeida. El primero, al mando de la columna 6 “Frank País”, debía operar en el noreste de Oriente, donde fundó el Segundo Frente “Frank País”, en tanto, el segundo con la columna 3 “Santiago de Cuba”, creó el Ter Frente “Mario Muñoz”.
El 31 de marzo, salió de las montañas el capitán Camilo Cienfuegos, al frente de un pelotón, para reforzar la lucha en los llanos de Bayamo durante el desarrollo de la huelga revolucionaria, que tuvo lugar el 9 de abril de ese año.
El Señor de la Vanguardia continuó sus operaciones por los llanos del Cauto, donde obtuvo las estrellas de comandante.
El fracaso de la huelga de abril condujo a la histórica reunión de la dirección nacional del Movimiento 26 de Julio en Alto de Mompié, en la Sierra Maestra, el 3 de mayo de 1958.
En ella se analizaron críticamente los factores del revés y la necesidad de preservar la unidad revolucionaria. Entre sus acuerdos estuvieron que la vanguardia de la lucha estaría en la Sierra Maestra, con Fidel como máximo líder y el llano de retaguardia.
LA DERROTA DE LA OFENSIVA DE VERANO DE 1958
El mayor reto militar ocurría en mayo de 1958, cuando el mando batistiano, con la asesoría militar y logística de Washington, preparó la ofensiva contra la Sierra Maestra con una fuerza de 10 000 efectivos, con el apoyo de la artillería, la aviación y la marina de guerra.
El plan era exterminar a unos 300 rebeldes armados, en una correlación de fuerza de 33 contra 1. Llamativamente, la operación estaba codificada como F.F, es decir, Fin Fidel.
Una vez más brilló el talento estratégico y táctico operativo del jefe de la Revolución: organizó una reagrupación de fuerzas guerrilleras hacia el Primer Frente desde el Tercer Frente y los llanos del Cauto.
De esta manera pudo contar con los auxilios de los comandantes Juan Almeida, Camilo Cienfuegos y René Ramos (Daniel) y los capitanes Guillermo García y Orlando Lara, entre otros.
Durante 76 días se libró una desigual y heroica gesta, con un adecuado empleo de las precarias fuerzas y medios de los guerrilleros.
En su avance, el enemigo logró llegar hasta las cercanías de la Comandancia General de La Plata: Santo Domingo, Vegas de Jibacoa, Las Mercedes, San Lorenzo, Minas del Frío y El Jigüe. Estas zonas fueron escenarios de fieras peleas, frenando el ímpetu del adversario.
A partir del 22 de julio, con la victoria en la batalla de El Jigüe, donde fue rendido un batallón batistiano, comenzó la contraofensiva rebelde.
De esta manera fueron liberadas Minas del Frío, Santo Domingo, Providencia y Vegas de Jibacoa. La última batalla fue librada en Las Mercedes, el 6 de agosto, dirigida personalmente por Fidel.
Un parte de guerra redactado por Fidel el 7 de agosto y leído por Radio Rebelde, planteaba: “La ofensiva ha sido liquidada.
El más grande esfuerzo militar que se haya realizado en nuestra historia Republicana, concluyó en el más espantoso desastre que pudo imaginarse el soberbio Dictador… La Sierra Maestra está ya totalmente libre de fuerzas enemigas”.
LA ESTRATEGIA FINAL DE LA VICTORIA
Aprovechó el viraje estratégico de la guerra, para continuar extendiendo la guerra por todo el país. En la segunda quincena de agosto, partieron de la Sierra las columnas 2 “Antonio Maceo y la 8 “Ciro Redondo”, al mando de los comandantes Camilo Cienfuegos y Ernesto Che Guevara, respectivamente, para operar en las provincias de Pinar del Río y Las Villas.
De igual modo, salieron columnas y pelotones con destino a los municipios de Bayamo, Las Tunas, Holguín, Puerto Padre y Gibara.
Entre las primeras, las columnas 12 “Simón Bolívar”, bajo la jefatura del comandante Lalo Sardiña, y la 14 “Juan Manuel Márquez”, a cargo del capitán Orlando Lara.
Fue el diseñador de la concepción de la mujer como combatiente en l primera línea de fuego, con Celia Sánchez como símbolo de coraje y disciplina.
El 4 de septiembre creó el pelotón femenino “Mariana Grajales”, bajo el mando de la teniente Isabel Rielo.
Previamente, tuvo que vender la resistencia de algunos oficiales que estimaban que las pocas armas disponibles debían ser portadas por los hombres.
Para lograr la unidad de las fuerzas que operaban en los llanos de Oriente, Fidel creó a comienzos de noviembre el IV Frente Simón Bolívar, mandado por el comandante Delio Gómez Ochoa, al tiempo que perfilaba la denominada Operación Santiago, es decir, la toma de la ciudad de Santiago de Cuba.
El 11 de noviembre, dejó la Comandancia de La Plata, con la mochila de campaña al hombro y su fusil de mira telescópica. Trató de cercar una compañía bastitana dislocada en Minas de Bueycito, pero auxiliada prontamente desde Bayamo, pudo escapar.
Entonces se plantó desafiante en Guisa, donde cercó una compañía contraria y luchó contra los refuerzos procedentes de la zona de operaciones de Bayamo.
Los combates se prolongaron durante 11 días contra la numerosa infantería, cañones, tanques y aviones. Mediante audaces estratagemas táctico-operativas logró alcanzar la victoria.
De seguido cercó las unidades batistianas en Jiguaní y Maffo, librando también combates contra los refuerzos salidos desde Bayamo. El 19 de diciembre logró la liberación de Jiguaní y el 30 de Maffo, después de 20 días de batallas.
Ante la fuga del tirano Batista el 1 de enero de 1959, ante el incontenible triunfo del Ejército Rebelde, se impuso el talento militar y político de Fidel.
A través de Radio Rebelde, en Palma Soriano, orientó la continuación de la ofensiva hasta la rendición del último cuartel, decretó la huelga general revolucionaria y denunció públicamente la conjura golpista en La Habana.
El Comandante en Jefe Fidel Castro fue el artífice de la victoria, el alma de la lucha revolucionaria.
De su valor, ingenio y clarividencia germinó emancipada, hermosa, pujante e invencible la patria nueva. Las actuales y futuras generaciones de cubanos y cubanas honrarán por siempre, su memoria.