Reparar el corazón desde el arte

Alegría hay en los rostros que bailan, ríen, aplauden, al ritmo del arte cargado de esperanzas. Aunque dentro aún lacera la herida del sorpresivo sismo que interrumpió la cotidianidad de sus vidas, otros hijos de la misma tierra traen en sus voluntades curas para el alma.

FOTO/ Denia Fleitas

Por: Denia Fleitas Rosales

“Les damos la bienvenida porque vienen a distraernos. Lo que pasamos con los sismos fue grande, y con sus cantos logran que ignoremos, al menos por momentos, ese alarmante recuerdo”. Así comenta Isabel Licea Martínez, mientras aplaude a los músicos en escena, una pilonera de 62 años que afirma llevar aún “el susto en el estómago,  porque en la cuarta planta donde vivo se sintió espantoso”.

El parquecito, testigo del crujir de las paredes en el círculo infantil y del sobresalto de los residentes de los edificios de Pilón el pasado 10 de noviembre, también siente el estremecimiento que provoca ahora la sensibilidad de hombres y mujeres de la Cultura en Granma, empeñados en cambiar pesares por sonrisas.

A estremecer

Señor arcoiris vamos pintar… canta Arisleidis, y junto a la colorida Chocolatina, los niños se apoderan de la escena. Para ellos y sus familias es la propuesta de esta Fuerza Latina, proyecto de espectáculos de la ciudad del Golfo de Guacanayabo, cuyos integrantes no dudaron en recorrer los más de 80 kilómetros para “traerles lo mejor que sabemos hacer y especialmente con mucho amor”.

“No dudamos en decir sí a la convocatoria, muchachos jóvenes fundamentalmente que reconocen la necesidad del público pilonero en momentos tan adversos”, asegura Yomisel Torres Casí, de la Dirección Municipal de Cultura en Manzanillo y programador local de la Empresa Comercializadora de la Música y los Espectáculos Sindo Garay de esta provincia granmense. “Nos sentimos sensibilizados y conscientes que no damos nada material, pero sí nuestro talento para que se sumerjan en cada propuesta, y desde el arte reparar el corazón”.

Ellos integraron la cuarta brigada artística que desde disímiles partes de la geografía granmense llegó al municipio más al sur de la suroriental demarcación.

“Nosotros hemos patentizado el valor que tienen el arte y la cultura en momentos angustiosos y de temor, cuyos rasgos quedan en los piloneros. Aunque las primeras presentaciones tuvieron rechazo,  ya los habitantes de Pilón viven momentos de alegría y esparcimiento, lo que evidencia que el objetivo principal de elevar la espiritualidad se está cumpliendo”.

Yordan Roberto León Rodríguez, director provincial de Cultura en Granma, manifiesta el despliegue de artistas, escritores, instructores de arte, promotores culturales y aficionados de los 13 municipios  granmenses que matizan  con colores cada día.

Cuatro brigadas artísticas propias del municipio y otras, como la que integraron estos manzanilleros junto al quinteto Son de Cuba y otros profesionales del municipio de Bayamo y directivos de la Empresa de la Música, hacen de esta muestra ” de solidaridad una de las mejores  cosas que vivimos hoy”.

“Con su presencia nos alegran, a nuestros niños, a estos corazones dolidos, y confirman que juntos, unos al servicio de otros, los más fuertes como sustento de quienes han perdido ánimo e incluso sus casas, somos capaces de salir adelante”, comenta la pobladora Elvira Ramírez Peña, una de los más de cuatro mil personas a las que se ha llegado con la luz del arte en las presentaciones, que superan las 30 en las comunidades más afectadas por los movimientos telúricos.

Música, teatro, danza, circo, magia, literatura, cine en horas nocturnas, transforman el brillo de las miradas que, a intervalos retraídas, tienen necesidad de sanar. Incluso desde otras latitudes como Guamá, de Santiago de Cuba, y el proyecto cultural La Guaguandunga, de José Alberto El Ruiseñor, suman energías a esta gran invitación para restaurar.

Onoris Romero Díaz, la Chocolatina de zapatos  grandes y nariz roja, plantea que “era también una necesidad nuestra como cubanos llegar hasta Pilón, traer el abrazo cultural a sus niños, a las familias que perdieron sus viviendas, traer la invitación a jugar, danzar, divertirnos, a alimentar lo espiritual, y por el tiempo que dure el espectáculo que olviden esos segundos de pena”.

Aunque alrededor  de 10 instituciones del sector de la cultura resultaron dañadas con los sismos, entre estas la sala de lectura de Marea del Portillo con derrumbe total, y más de 60 trabajadores afectados, a quienes se presta ayuda; otras cuatro instalaciones: sala de video, Casa de Cultura, Biblioteca y Museo municipales, sirven hoy de aulas para cerca de 200 niños, porque servir es la voluntad.

En la comunidad de Calabaza, donde la acústica de los instrumentos, una bocina inalámbrica, y el talento, provocaron el deleite de sus habitantes, mostraron que sólo necesitan pasión.  “No importa que no haya electricidad, les queremos demostrar con nuestra danza que tienen razones para sonreír. Sentimos la necesidad de entregarles lo que nos apasiona y es suficiente con ver el reflejo de la felicidad en sus rostros”, asegura el bailarín Yoan Carlos Moreno.

Como tsunami…

Eglis Alarcón Rosabal fue una de las piloneras que más bailó y cantó en la tarde. Al término, dijo que “estuvo maravilloso, y eso que fue a capela. Estamos muy contentos de que nos animen a bailar y sentirnos mejor, porque estamos agobiados, tristes y nerviosos. Lo disfrutamos y queremos que siempre vuelvan”.

“Sensibilidad, compromiso, hermandad y sentimiento de artista” les llevaron a Pilón, en palabras de Idael Peña Castillo, director provincial de la Empresa Comercializadora de la Música Sindo Garay en Granma. También,  “obligación, deber, y después que conversas con gente maravillosa y humilde como los piloneros, orgullo”,  a decir del humorista Rigo.

Rostros gozosos y aplausos les premian. El de ellos, como señaló León Rodríguez, “sí es un tsunami; pero de arte y amor que, desde la espiritualidad, salva”.

La Demajagua

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