Cediendo paso al rumor de la esperanza

El silencio que dejó el huracán Melissa en los balcones granmenses, en los que solían resonar los chorros de agua, ha ido cediendo paso al rumor de la esperanza. Tras el colapso hídrico provocado por el evento meteorológico, una intensa y coordinada movilización de autoridades locales, el Instituto Nacional de Recursos Hidráulicos (INRH) y la cooperación internacional, ha logrado revertir la crítica situación, restableciendo gradualmente el vital servicio.

La estrategia fue dual y urgente. Inicialmente, ante la alta turbidez de ríos y fuentes naturales que inhabilitó las redes convencionales, se desplegaron pipas para llevar agua potable a las comunidades más afectadas. Paralelamente, se trabajó a contrarreloj en la rehabilitación de la infraestructura dañada.

HERIDAS EN LA INFRAESTRUCTURA

Las afectaciones más severas se concentraron en los municipios de Bayamo, Jiguaní y Río Cauto. La Empresa de Acueducto registró 40 daños mayores, principalmente en infraestructura: 18 en acueductos, sobre todo en la parte civil de las obras y en tres conductoras; y 22 en la Empresa de Aprovechamiento Hidráulico.

Según Marbelis Campos Busquet, delegada territorial del Instituto Nacional de Recursos Hidráulicos, fue necesario evacuar 21 equipos de bombeo de los cuales solo resta por poner en marcha el de La Jatía, en Jiguaní, que continúa en proceso de secado del motor. El resto se encuentra en funcionamiento, incluido el de Guamo, donde, tras su restauración, surgieron roturas en la tapa del motor que se atienden en estos momentos.

«El resto de las obras de Acueducto están actualizadas; queda pendiente restablecer la conductora de El Sordo, de 200 milímetros, en Guisa, que abastece a algo más de 200 habitantes y no había podido repararse por las dificultades de acceso al lugar. Esperamos solucionarlo en el transcurso de esta semana», apunta Campos Busquet.

Entre los daños más severos en acueducto, destaca el colector de residuales de Jiguaní, arrastrado por la fuerza del río, que debe ser reconstruido. Se trata de una obra terminada en junio de 2024  como parte del proceso inversionista, y sufrió daños ante el embate de Melissa.

«En el caso de Aprovechamiento Hidráulico las afectaciones más graves se concentran en los canales izquierdo y derecho de Cauto del Paso, y el canal Bayamo; en cambio, El Buey, el Yara y Vicanas presentan daños leves», explicó Campos Busquet.

Estas averías impactan directamente sobre  producciones agrícolas, como el arroz, y en el abasto a las plantas potabilizadoras. Tres brigadas, con apoyo de otras provincias, laboran en el canal izquierdo, donde ya se han solucionado ocho averías, y se trabaja también en el canal Bayamo, que incide en el abasto de agua a la planta potabilizadora de Santa Isabel.

«En el canal derecho persisten afectaciones sobre la planta potabilizadora de Guamo, que ya recuperó vitalidad, al igual que Grito de Yara; allí se resolvieron también los daños en el canal derecho que alimenta al canal terciario de la Agricultura, el canal Saraiba».

Detrás de cada porcentaje de recuperación se esconde una historia de esfuerzo extraordinario. Las jornadas de estos trabajadores han sido extenuantes, casi sin descanso: durante el temporal operaron y protegieron las instalaciones bajo la lluvia y en condiciones de acceso extremadamente difíciles, para salvaguardar los equipos de bombeo y garantizar el funcionamiento de los embalses.

TODAS LAS MANOS

El avance de la recuperación es notable en Bayamo, donde todas las fuentes de agua han sido restablecidas y la planta potabilizadora recuperó su operatividad.

«La estrategia de bombeo se ha implementado por fases: el fin de semana se priorizó la zona norte, y a partir del lunes, el suministro se redirige a la zona sur. Esta área había sido la más inestable, con interrupciones en el servicio eléctrico que afectaron el rebombeo, y dejaron sin agua a unos 4 000 habitantes. De asegurarse la energía y coordinarse el rebombeo, debe apreciarse una mejoría», afirmó la delegada.

En Río Cauto, la operación de la planta local se garantiza mediante una fuente alternativa, mientras se ultiman los trabajos en los motores. Localidades como Grito de Yara y Vado del Yeso ya han visto restablecido su funcionamiento.

Sin embargo, el camino no ha sido fácil. La recuperación del servicio eléctrico ha demostrado ser un eslabón indispensable –y a veces crítico–, dado que la mayoría de los sistemas de bombeo necesitan de él. Esta dependencia ralentizó significativamente los esfuerzos en varias localidades, revelando una vulnerabilidad clave en la infraestructura hídrica.

DONATIVOS QUE HACEN LA DIFERENCIA

Un componente crucial en la respuesta fue la ayuda internacional. Gracias al apoyo de Unicef Cuba, el INRH y el financiamiento del Fondo Central de Emergencias de la ONU (Cerf), se donaron e instalaron cuatro plantas potabilizadoras portátiles en Granma; tres en Río Cauto y una en Cauto Cristo.

Equipadas con grupos electrógenos independientes, han sido un salvavidas. En Cauto Cristo, por ejemplo, la planta beneficia a unas 8 000 personas de la cabecera municipal y de zonas aledañas. Junto a ellas, se distribuyeron kits de higiene, tanques de almacenamiento móviles y otros recursos esenciales.

Estas acciones han contribuido significativamente a restablecer las condiciones sanitarias, mejorar la calidad de vida y devolver la normalidad a muchas comunidades de Granma posdesastre.

LA RECUPERACIÓN CONTINÚA

Sobre el estado de la recuperación, Marbelis Campos Busquet detalló que la provincia alcanza ya el 97 % en la solución de las afectaciones directas del huracán Melissa. No obstante, precisó que aún hay alrededor de 1 800 habitantes que continúan sufriendo las consecuencias del evento meteorológico, principalmente en Guamo, La Jatía y en Palmarito de Yara, donde persiste una estación de bombeo que no se ha podido activar por la caída de los postes.

El «silencio de los balcones» comienza a disiparse, gota a gota, gracias al esfuerzo mancomunado de quienes laboran incansablemente para devolver el agua a cada hogar. Si bien la normalidad aún es un horizonte en construcción, la respuesta desplegada ha dejado un caudal de lecciones sobre resiliencia y cooperación ante los embates de la naturaleza.

Sin embargo, esta misma crisis ha puesto al descubierto averías críticas en comunidades aisladas, revelando una fragilidad estructural del sistema hídrico que demanda una transformación radical de la red. El desafío ahora es superar el ciclo de parches provisionales y garantizar el  acceso al agua que resista el paso de cada nuevo evento climatológico.

La Demajagua

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