Este lunes es jornada de descanso y traslado y los estadios están en silencio, pero resuenan todavía los ecos de un torneo que ha debido lidiar con demonios de toda índole: atrasos, indisciplinas, reglamentos quebrados y la sombra obstinada de una logística que no siempre acompaña.
Sobre el terreno, la calidad ha sufrido también el golpe de las arbovirosis que castigan al país y dejan su rastro en varios atletas; aun así, la pasión —esa llama antigua— ha salvado la temporada de caer en el vacío.
Los aficionados, mermados por la crisis económica y la odisea cotidiana del transporte, no han llenado las gradas como en tiempos mejores; pero la Serie vive en los barrios, en las esquinas y en las redes, donde cada jornada es diseccionada con la intensidad de un rito nacional.
Y no es extraño: cuando solo restan oficialmente tres subseries (más una montaña de juegos pendientes por suspensión), la tabla arde como fragua encendida.
La cima ha sido un trono compartido y volátil: Las Tunas —actual líder—, Matanzas y Holguín han ocupado la punta como guerreros que se arrebatan un estandarte sagrado.
Los Cachorros, caídos al cuarto peldaño tras días de mando absoluto, arrastran ahora la baja repentina de varios de sus pilares enfermos y atraviesan un bache que podría costarles.
El bateo, generoso y desbocado, marca un robusto .287 colectivo. Camagüey (.326) exhibe el mejor promedio pese a estar casi sin opciones de postemporada; Holguín (.316) y Las Tunas (.315) completan el podio ofensivo. Y Santiago ha irrumpido como tormenta caribeña, conectando 88 jonrones, cifra inédita para un calendario de 75 partidos.
En el montículo, los lanzadores no han encontrado demasiada clemencia: permiten 5.02 carreras por juego completo, aunque Mayabeque (3.74) e Industriales (3.93) resisten con gallardía, este último ponchando a razón de 7.45 rivales por cada nueve entradas y sosteniendo a sus oponentes en un frío .253.
El mejor control lo muestran los tiradores tuneros, dueños de 3.36 boletos por juego, y a la defensa, Matanzas continúa reinando: .980 de average, apenas 44 errores en 60 choques, frente a una media general de .967.
En lo individual el madero de Yordanys Alarcón (.417) se ha vuelto brújula tunera; Yasiel González (16 vuelacercas) y Lázaro Cedeño (64 impulsadas) mantienen a Holguín en la conversación; y desde el montículo brillan César García (1.52 PCL), Silvio Iturralde (nueve triunfos), Yosney García (nueve salvamentos) y el ponchador mayor, Leodán Reyes (70).
A partir de mañana, la guerra vuelve a los diamantes. Holguín e Industriales librarán en el Calixto García una batalla que promete llenarse hasta el borde, como ha ocurrido durante toda la campaña.
En Las Tunas, los Leñadores recibirán a unos Gallos espirituanos que presumen tres victorias al hilo en el séptimo escaño. Y en Matanzas, Cocodrilos y Avispas medirán colmillos y aguijones en el Victoria de Girón, donde cada choque será decisivo.
Hoy los equipos viajan. Mañana, el país vuelve a encenderse. La Serie —con todos sus tropiezos y todas sus grandezas— sigue siendo un espejo ardiente donde se mira la Isla entera. Y lo que viene no será menos que una batalla final por la gloria.



