“Los problemas del periodismo se resuelven en las redacciones, con debates sustentados en la ética. Es desde estas donde se pueden limar uno de los males del periodismo: la titulación, releyendo unos a otros los trabajos”, expresó desde su experiencia como corresponsal de Juventud Rebelde.
Igualmente, criticó en medio de nuestra vorágine productiva, el lenguaje administrativo y burocrático que predomina en nuestros materiales, faltos de análisis y reflexión.
Por otro lado, apuntó que nuestro periodismo requiere de un mayor ejercicio de la crítica, de un enfoque político y creativo; no muelero, de aquí la importancia de saber contar historias, de criticar y alertar.
Por último, hizo referencia al sentido humanista de esta profesión, que no enriquece los bolsillos, pero sí el alma.