
Desde las inmediaciones del Cuartel Moncada, en Santiago de Cuba, salió un 2 de enero la Caravana de la Libertad.
Narran los historiadores que era muy temprano en la mañana y que sus integrantes mostraban el júbilo lógico de quienes han cumplido con un deber sagrado.
El día anterior, el histórico Primero de Enero, se realizó un multitudinario acto celebrado frente al céntrico Parque Céspedes, en la Ciudad Héroe de Cuba.
Según detallan los periódicos de la época al narrar la entrada en La Habana de varias columnas del Ejército Rebelde con el joven abogado Fidel Castro Ruz al frente, al llegar la caravana de la Libertad podían sentirse las sirenas de los barcos, las campanas de las iglesias, las bocinas de los autos y silbatos de las fábricas, junto al vocerío de la muchedumbre.
Hasta el 8 de enero la caravana recorrió Bayamo, Las Tunas, Camagüey, Ciego de Ávila, Santi Spíritus, Santa Clara, Cienfuegos, Matanzas y la capital y, en cada parada, Fidel explicó los pasos a seguir en cumplimiento al Programa del Moncada, delineado en su alegato “La Historia me Absolverá.”
Aquel increíble contingente de humildes soldados y patriotas, comenzaban a sembrar en la memoria de la población que lo recibía agradecida en todas partes, la solidaridad y empatía de un pueblo que luego sería protagonista de importantes transformaciones, tal y como avizoraba meridianamente el joven jefe revolucionario que liderara la última etapa de la lucha independentista en la nación.
A 66 años del acontecimiento la reedición de la Caravana de la Libertad ofrece, una oportunidad invaluable. Esta permite el reencuentro de generaciones, el acercamiento al importante suceso y el necesario diálogo intergeneracional. Lo cual evidencia un innegable sentido de pertenencia con la historia patria y sus protagonistas.