Fidel, el gran estratega táctico

Aunque no nació en el seno de una familia militar, el futuro le depararía acontecimientos que lo llevarían a estudiar el arte de la guerra y ponerlo en práctica, de una manera tan singular y magistral, que ganó en un por ciento elevado la mayoría de sus enfrentamientos armados.

Por Yelandi Milanés Guardia

Al graduarse en Derecho, muchos de los que conocían a Fidel no imaginaban que años más tarde se convertiría en un estratega de altos quilates, a la altura de los mejores de la historia de la humanidad.

Su debut armado fue el 26 de julio de 1953, al comandar las acciones relacionadas con los asaltos a los cuarteles Moncada y Carlos Manuel de Céspedes. Y aunque no fue una victoria, demostró que tenía el valor y la inteligencia suficiente, para liderar un grupo de hombres que podían vencer al poderoso ejército batistiano, que tenía pisoteada y mancillada la independencia de Cuba.

El ídolo de Birán era tan persistente que la derrota sufrida el 26 de julio no lo amilanó y pocas horas, luego de haber sido liberado con sus compañeros, ya estaba de nuevo conspirando y bautizando con el nombre 26 de Julio, al movimiento que coronaría el sueño libertario de esta nación.

México acogió en su seno a los llamados jóvenes del centenario, y allí se prepararon militarmente para regresar a Cuba y derrocar a Batista. Lamentablemente el arribo a nuestras costas no ocurrió como debía y ello, junto a la delación, constituyeron factores que actuaron en su contra y convirtieron su primer combate (Alegría de Pío) en una derrota, de la cual Castro Ruz y sus hermanos de lucha saldrían más fortalecidos, y seguros de la necesidad de crear un brazo armado, que llevaría por nombre Ejército Rebelde.

Incontables fueron los combates en la Sierra Maestra, donde al mando de Fidel los barbudos fueron venciendo las ofensivas enemigas y haciendo retroceder al ejército batistiano hasta acorralarlo en las ciudades, y darles allí el ultimátum que devendría en el glorioso triunfo rebelde del primero de enero de 1959.

A pesar de demostrar que era una persona difícil de vencer en el campo de batalla, el gobierno de los Estados Unidos nunca desistió de la idea de poner fin a la Revolución, que Fidel había construido en sus mismas narices.

Rápidamente los norteamericanos fraguaron planes para poner fin a un sistema político que no era de su agrado. Por ello, aproximadamente dos años después, idearon y ejecutaron una operación que concebía una invasión por la bahía de Cochinos, y luego el establecimiento de un gobierno provisional, que con el apoyo de EE.UU y sus lacayos, pondrían fin a la revolución verde olivo.

Nuevamente el líder rebelde propinó un golpe demoledor a nuestro enemigo histórico, y en menos de 72 horas liquidó a los mercenarios, inscribiendo este hecho en los anales de la historia como la primera derrota del imperialismo en América.

Otro sonado triunfo lo obtuvo el Comandante en Jefe sobre los bandidos que se internaron en nuestros campos, y quisieron sembrar el terror en el campesinado, para desde allí generar fuertes movimientos que derrocaran el gobierno que encabezaba un ser humano, mayoritariamente amado y respetado por sus compatriotas.

Pero el gigante de verde olivo no solo anhelaba la emancipación de Cuba, sino la de otros países. Por eso, al llamado de Angola, no demoró en enviar tropas cubanas a esa nación africana donde se escribieron páginas gloriosas de heroísmo, muchas de ellas llevaban su impronta, porque a miles de kilómetros de distancia dirigió batallas y combates que fueron decisivos en la posterior declaración de independencia del hermano país.

En el caso de Fidel, su genialidad estratégica y táctica también se evidenciaban en hechos cotidianos, y en las respuestas a las amenazas constantes a nuestra nación. Ante cada agresión y ataque a la soberanía e integridad nacional, sabía responder enérgicamente como si ello definiera el resultado de un combate o batalla.

Quizás por eso, luego de bajar de la Sierra Maestra, en muy pocas ocasiones se despojó de su traje verde olivo, como señal de que siempre estaba en pie lucha para ganar esos pequeños y grandes enfrentamientos, que se hacen necesarios para adquirir la experiencia de los grandes estrategas.

La Demajagua

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