EEUU y su nueva arma de destrucción masiva: el fentanilo

Como parte de su controvertida guerra contra el tráfico de drogas, el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, firmó una orden ejecutiva que declara el fentanilo y sus precursores químicos como armas de destrucción masiva.

Lo que podría parecer un chiste de mal gusto representa el paso más drástico de su gobierno en la lucha contra el narcotráfico y las muertes por sobredosis, y una medida que podría allanar el camino del ocupante del Despacho Oval para atacar por tierra a Venezuela, país al que responsabiliza del envío ilegal de drogas al norteño país.

Según lo dispuesto por Trump, los departamentos de Justicia, Estado, Tesoro, de Defensa (Guerra) y Seguridad Nacional desplegarían todos los recursos disponibles para perseguir a los presuntos narcocárteles, sus redes financieras y las rutas internacionales utilizadas para trasladar las drogas.

«Si esto fuera una guerra, sería una de las peores guerras; creo que en los últimos cinco o seis años han muerto entre 200 mil y 300 mil personas al año (a causa del fentanilo). Se habla de 100 mil, que es mucha gente, pero la cifra es mucho mayor», argumentó Trump.

Sin embargo, el objetivo detrás de esta política de máxima presión sobre Venezuela lo que busca es el denominado cambio de régimen.

El jueves pasado, el Departamento del Tesoro sancionó a seis empresas acusadas de transportar petróleo de la nación sudamericana, mientras continúan las críticas por el asalto e incautación de un buque con combustible frente a las costas venezolanas. Las autoridades de Caracas calificaron esto como un «robo descarado» y acto de «piratería internacional».

También las penalidades afectaron a tres sobrinos de Cilia Flores, esposa del presidente de Venezuela, Nicolás Maduro, e incluso el Tesoro «identificó» seis petroleros que estarían transportando petróleo venezolano y que podrían ser objeto de incautación.

Estados Unidos mantiene su fuerte despliegue militar en el Caribe y el Pentágono realiza vuelos militares cerca de las costas de Venezuela. Y esa concentración «poco tiene que ver con la política antidrogas», advirtió Sanho Tree, investigador del Instituto de Estudios Políticos (IPS, sigla en inglés) durante una entrevista concedida hace poco a Prensa Latina.

Los informes dan cuenta que apenas un día antes del ilegal decomiso del petrolero, dos aviones de combate F/A-18 de la Armada estadounidense sobrevolaron de forma provocadora el interior del Golfo de Venezuela.

La Casa Blanca sigue endureciendo su postura contra Venezuela, en una escalada de tensiones que se acerca peligrosamente a una eventual incursión militar terrestre de imprevisibles consecuencias.

Un reciente artículo del diario The New York Times, reportó que, para el secretario de Estado Marco Rubio, la estrategia hacia Cuba pasa por Venezuela.

El también asesor interino de Seguridad Nacional lleva mucho tiempo intentando socavar o derrocar al Gobierno de Cuba, que mantiene estrechos vínculos económicos y de seguridad con Venezuela, subrayó el material.

Por cierto, las mentiras que llevaron a Estados Unidos y a sus aliados a invadir Iraq hace más de dos décadas están relacionadas con las afirmaciones de que el país árabe tenía armas de destrucción masiva, que jamás aparecieron.

Aunque buena parte del mundo puso en dudas ese argumento, los tambores bélicos sonaron. Una coalición liderada por Estados Unidos junto a aliados como Reino Unido y España, dieron inicio el 20 de marzo de 2003 a una invasión para sacar del poder a Saddam Hussein, un gobernante entonces incómodo para Washington.

Lo que se previó como una guerra relámpago de quizás tres semanas se prolongó durante siete años, ocasionando un terrible costo humano (más de 100 mil civiles muertos) y un país sumido en el caos.

En aquel momento se habló del interés de Estados Unidos de apropiarse del petróleo de Iraq. Vaya coincidencia, Venezuela es una nación rica en ese importante recurso energético.

El experto del IPS alertó que sería una estupidez del Gobierno de Trump atacar a Venezuela por petróleo.

Recordó que Trump reveló su obsesión con el petróleo venezolano en 2017 y a menudo ha hablado de cómo Estados Unidos debió adueñarse de esa riqueza en Iraq. Pero, “un intento por apoderarse del petróleo venezolano podría salir terriblemente mal”, vaticinó.

Prensa Latina

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