
La finca La Victoria, sitio demostrativo a nivel nacional en el manejo sostenible de la tierra, desafía las probabilidades y a base de ciencia, promueve el desarrollo de cultivos varios, frutales y forestales pese a un suelo erosionado, poco fértil, con piedras y gravas que condicionan su degradación y poca productividad.
Enmarcada en la comunidad Los Pajales, en el macizo montañoso de la Sierra Maestra, específicamente en Guisa, La Victoria se erige ejemplo de buenas prácticas en el manejo sostenible de tierras y se catapulta como la única en Granma en ostentar, por el Programa de Asociación de País de Manejo Sostenible de Tierras (OP-15, la categoría de iniciada.
En el Día internacional de la Madre tierra, este 22 de abril, nos acercamos al quehacer de su propietario, el productor Jorge Arcia Suárez, un hombre sencillo, con un amor infinito por la tierra.
Sobre la relevancia de esta categoría de iniciada, explica Yulaidis Aguilar Pantoja, coordinadora técnica del OP-15 y coordinadora del proyecto 2:
“Significa que esta finca ha establecido el 50 por ciento de las medidas del plan de manejo, pero además, es una finca en la que no se quema, no se tala, no se contamina el acuífero, diversifica sus producciones y establece medidas para la conservación y el manejo sostenible de suelos.
“La finca cuenta con un expediente que describe sus recursos naturales, socioeconómicos, su infraestructura, diagnostica sus limitaciones y a partir de estas establece un plan de manejo encaminado a contener los procesos de degradación.“
Todas estas fincas enmarcadas en las categorías iniciadas, avanzada y manejo sostenible se acompañan de varios incentivos financieros por el programa de conservación y mejoramiento de suelos, que establece prioridades para que algunas de estas fincas accedan a ese fondo, o sea, que tienen beneficios con el banco de crédito y comercio: se les reduce sus tasas de interés en correspondencia con la categoría y un seguro combinado que oferta diferentes servicios”, acotó Aguilar Pantoja.

Tratar con nobleza el suelo
“Sin la aplicación de medidas de conservación nada de esto fuera posible. Creo barreras muertas con piedra para retener la corriente de agua, así el sedimento no se pierde y se convierte en abono.
“Con los tallos de las palmas hago un sostén para retener los desechos, aplico materia orgánica, agua, y obtengo a los tres o cuatro meses toneladas de compost para mis plantaciones.
“Realizo asociaciones en las siembras, por ejemplo, entre el maíz y el frijol. El primero sirve como repelente de plagas, y aunque es un extractor del suelo lo compenso con el frijol, que me aporta los nitrógenos que el maíz sustrae.
“Construyo barreras vivas con vetiver; aplico enmiendas orgánicas con estiércol vacuno y realizo el manejo integrado de plagas con plantas repelentes de insectos y trampas de colores; también empleo tabaquina (un método artesanal para controlar a los insectos y virus que atacan las cosechas) y bioplaguicidas provenientes del árbol del nim”, refiere Arcia Suárez.
Tal laboreo ha permitido el goce aun entre pedregales, de más de 10 especies forestales establecidas con tres años de supervivencia, entre ellas caoba hondura, cedro, viragua y guamá.
Frutales de maracuyá, guayaba, ciruela china, guanábana, mango mamey y toledo, coquetean en altura y colorido con plátanos, aguacates y palmas reales, cuyo palmiche emplea en la alimentación de cerdos y aves.
Los residuales de los animales son procesados mediante un biogás que favorece la cocción de alimentos en el hogar y el ahorro de energía eléctrica.
De las producciones obtenidas se benefician además de familiares y vecinos, 40 personas del hogar de ancianos del municipio y mercados agropecuarios.

Educación ambiental
La Victoria, constituye además un pilar esencial en la formación y superación de las nuevas generaciones, pues la finca está adscrita a la unidad docente de la Facultad de Ciencias Agropecuarias de la Universidad de Granma y a la Enseñanza Técnica Profesional del municipio.
Su escenario sirvió para el desarrollo de una tesis de doctorado en mejoramiento y conservación de suelo, y ha acogido numerosos talleres a nivel nacional e internacional.
Entre sus distinciones perfila la de Finca agroecológica, por la Asociación Nacional de Agricultores Pequeños; sello de Agroecología, de la Asociación Cubana de Técnicos Agrícolas y Forestales; Referencia y Excelencia nacional en conservación y mejoramiento de suelos, y otras.
De proyectos y cambio climático
En la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático 2021 (COP 26), la mayor y más importante conferencia relacionada con el clima en el planeta, Cuba dio a conocer cuánto avanza en la ejecución de la Tarea Vida, su plan para el enfrentamiento al cambio climático.
Mucho se hace a nivel de país para acometer proyectos de adaptación al cambio climático en aras de reducir vulnerabilidades y ofrecer seguridad física y alimentaria.
Parte de ello es la implementación del Programa de Asociación de País en Apoyo a la Implementación del Programa de Acción Nacional de Lucha contra la Desertificación y la Sequía (CPP-OP15).
“El manejo sostenible de la tierra no solo incluye el suelo, también el agua, la biodiversidad, ganadería, el hombre, su economía…es un conjunto de aspectos en el que el suelo es la base de todo, y que le permite tener una evaluación holística de este ecosistema”, explica Ana América Socarrás Rivero, coordinadora nacional de la parte técnica del Proyecto 3 del Programa de Asociación de País El manejo sostenible de tierras.
“En esta visita hemos observado prácticas de conservación de suelo, incremento de frutales, asociación e intercalamiento de cultivos, el desarrollo de especies endémicas y otras introducidas pero que se han adaptado a nuestras condiciones y que como consecuencia incrementan la biodiversidad”, explica Socarrás Rivero.
Sirva esta experiencia para inspirar a otros en el azaroso camino del manejo sostenible de tierras, una deuda que todo hombre de campo debe saldar con la madre tierra.



