Probablemente habría sido un niño apático y retraído de no ser por su temperamento, alegre y enérgico, que le permitió vivir su niñez, adolescencia y juventud de manera similar a cualquier persona de su edad.
No rechazó ningún oficio: araba, ordeñaba vacas, hacía carbón, puré y remendaba zapatos con métodos rústicos.
La inhabilidad de su pierna se agudizó tras un accidente en 2002, haciéndole consciente de su discapacidad, incluso, ante cada pisada; por eso, recibió con tanto regocijo aquel kit de herramientas para remendar zapatos, donado por el proyecto Inclusión económica y empoderamiento: más oportunidades para las personas con discapacidad y su familia en Granma, liderado por Humanity and Inclusion en Cuba.
“El módulo incluía dos motores y una máquina y tijeras para humanizar mi labor. Antes hacía todo manual: el lijado, el corte con la chaveta…con estos equipos el trabajo resulta cómodo, rápido y de mayor calidad.
“La economía mejora, aunque en estos tiempos el salario nunca alcanza, pero es muy bueno contar con una entrada estable. Quisiera que, como mismo me ayudaron, el proyecto llegue a más lugares y personas”.
El Programa de la organización no gubernamental Humanity and Inclusion en Cuba, favorece al municipio de Bartolomé Masó y, siete consejos populares de Manzanillo y Bayamo, respectivamente, con el propósito de fomentar empleos adecuados a personas en situación de discapacidad.
SIN ENCASILLAMIENTOS
Si bien el proyecto funciona en estos territorios desde 2008, sus exitosas experiencias se replicaron en Río Cauto con el fin de empoderar económicamente a Johayne Nápoles Vega, una madre de cuatro hijos con edades de 10 a 16 años.
Egresada del programa de técnico medio en servicios de belleza, Nápoles Fajardo comenzó a trabajar desde temprana edad para contribuir al sustento de su familia junto a su esposo.
“Aprendí el arte de la barbería hace años, de manera tradicional, utilizando solo tijeras. En la actualidad, todo ha evolucionado y existen nuevos instrumentos que marcan tendencia. Por ejemplo, los hombres prefieren ser cortados con máquinas eléctricas. Yo no podía costear estos medios.
“Gracias al Proyecto de Inclusión Económica, recibí una máquina eléctrica, un espejo y unas tijeras. Todos estos artículos me fueron sumamente útiles, ya aprovecho de manera más eficiente mi tiempo. Esto me ha brindado la oportunidad de atender a más clientes y percibir una mejora en mis ingresos. Estoy muy agradecida por la ayuda. .
No hay comparación entre recibir asistencia y tener un ingreso fruto de tu esfuerzo, por más pequeño que sea el servicio. Aunque en ocasiones mis ganancias no superen mis expectativas, seguiré trabajando para mejorar, paso a paso”.
Según Amarilis Casanova Vinajera, coordinadora del Proyecto, durante esta segunda etapa se han beneficiado 167 personas con acciones de capacitación. Además, han entregado herramientas a 93 personas para ejercer oficios en diferentes áreas, como belleza, albañilería, peluquería, elaboración de alimentos y carpintería, entre otros.
“Asimismo, se ha provisto de tecnología de vanguardia a instituciones educativas especializadas y técnicas en la Ciudad del Golfo, las cuales no solo aportan un enfoque más práctico a la educación, sino que fomentan la creación de artesanías y productos alimenticios”, explicó.
FORTALECIENDO CAPACIDADES
Alcanzar un mundo cada vez más inclusivo implica la eliminación de barreras y prejuicios que restringen la participación de personas en situación de discapacidad en el mercado laboral. En Granma, este enfoque no es ajeno, ya que existen 12 entidades inclusivas que actualmente emplean a personas en situación de discapacidad, las cuales son capaces de generar sus ingresos y no representan una carga económica para sus familias ni para el Estado.
“Estas entidades han participado en talleres de sensibilización, capacitaciones y orientaciones acerca de los términos adecuados para referirse a las personas con discapacidad y mejorar su accesibilidad en dichas empresas”, enfatizó Casanova Vinajera.
Se ha generado, incluso, una red de empresas inclusivas, entre las que figuran Sublimagen, en Bayamo, y la Fábrica de Tabaco y la Empresa de Medios de Enseñanzas, en Manzanillo.
EL EMPRESARIO TIENE LA PALABRA
El restaurante Cuchipapa, en Bayamo, es centro piloto desde el 2022 de este proyecto que apoya la organización internacional no gubernamental Handicap, y las direcciones provinciales de Educación, Trabajo y Seguridad Social.
De sus contribuciones con acciones prácticas a la inclusión laboral de personas con discapacidad, resalta el hecho de que en ciertos períodos, el 20 por ciento de su fuerza laboral ha estado conformada por individuos con algún tipo de discapacidad, principalmente de tipo auditivo e intelectual.
“La contratación de personas con discapacidad no escapa a un universo de complejidades para estas, los empleadores y el resto de los trabajadores. Es una etapa de aprendizajes y aceptación”, refiere Jorge Luis Barberán Carmenate, director general del restaurante.
Granma, a la vanguardia a nivel nacional en la integración laboral de personas con discapacidad, da un paso más en esta trayectoria al establecer un comité para asesorar al Gobierno en temas relacionados con la inclusión y accesibilidad de individuos con discapacidad.
Se vislumbran éxitos aún más significativos en el horizonte de este proyecto, que ya avizora una estrategia de sostenibilidad sin apoyo económico internacional, sino más bien, basado en el aprovechamiento de las capacidades locales, un sendero por el cual debemos transitar todos si queremos ser visibles en el futuro.
A la vista resaltan estos logros, fácilmente cuantificables; los más trascendentales palpitan en el corazón y resultan imperceptibles, como la alegría de una madre al ver a su hijo en situación de discapacidad insertarse laboralmente, sentirse útil y contribuir a la economía familiar; o el aleteo de aquellas mariposas en el estómago, que como susurro de emociones volando en círculos, crean un remolino de expectación y nerviosismo en el corazón de quienes asisten a su primer día de trabajo.