Intercambian productores de Nicaragua y Cuba sobre abejas nativas

Las experiencias sobre la cría de las abejas nativas fue el eje central en un reciente encuentro, entre productores de Nicaragua y Cuba, que tuvo lugar en la finca Tonantzin reserva silvestre, del departamento de Carazo.

   Al encuentro, auspiciado por la Red Nicaraguense de Meliponicultura,  que dirige la Doctora en Ciencias Yorlis Luna Delgado,  asistieron especialistas y criadores de varios departamentos de ese país centroamericano.

  Maria Teresa Castelblanco, jefa de la cooperativa de mujeres agropecuarias multisectorial Lalaiko,  en Matagalpa, contó  que ya todas las socias poseen sus meliponas, de diferentes especies, en cajas y troncos de árboles.

   Dijo que el objetivo principal de ese grupo es la protección ambiental, mediante el cuidado de estos insectos melíferos, los cuales viven en colonias, o de las denominadas abejas solitarias, a las que benefician con la construcción de refugios.

   También realizan el cuidado, procesamiento y empaque de la miel, para ello cuentan con un centro de procesamiento, amparado en su licencia sanitaria y la marca de sus producciones, al punto que la miel de Lalaiko puede expenderse en farmacias y supermercados. 

   “Sabemos que donde hay un meliponario,  los árboles de aguacate, mango y otros renglones frutales y alimentarios, serán polinizados, por lo cual esa flora podrá tener mayores producciones” acotó.

   Estos grupos de criadores apuestan por incrementar más las meliponas capaces de polinizar ese 70 por ciento de los alimentos que consume hoy  la población, lo cual permitiría llevar a la mesa renglones sanos y reducir enfermedades oncológicas.

    Apuntó Castelblanco que aunque las mujeres laboran en la cooperativa, y obtienen remuneración  -un paso para ser más independientes-, sus esposos no creen en la importancia de esa actividad, a la cual solo ven como un entretenimiento femenino.

    Y ello provoca una contradicción, porque en vez de utilizar a esos insectos en la polinización de sus fincas, los productores optan por fumigar con productos químicos, que matan a las abejas.

   El ingeniero agrónomo Erlin Gudiel Nicoyas Zeas, de la finca La Lupita en  Jinotepe,  criticó el arraigado machismo en Nicaragua, donde los maridos conciben a las esposas solo dedicadas a las tareas hogareñas, sin embargo, dijo, “yo creo en el éxito de ellas porque la unión mujeres y abejas da una mejor perspectiva y conexión en las comunidades.

   Otros criterios de Mayling Martínez, Fanny Morón y Matilde Suyen  apoyaron lo expuesto por Erlin y además trataron sobre la división del trabajo porque los hombres se inclinan por las especies Apis mellifera, más productiva, mientras las mujeres crían a las meliponas que dan menos miel, pero es mucho más medicinal, y estas se pueden desarrollar dentro de casas donde las féminas realizan sus tareas cotidianas.

   Los avances del grupo de Mujeres Meliponicultoras de Cuba también fueron expuestos como una experiencia  novedosa, porque a pesar de que las  más de 80 integrantes viven en lugares distantes, mantienen una comunicación muy cercana mediante la red de Whatsapp, donde intercambian, se capacitan, asesoran y solucionan problemas que afectan sus meliponarios. 

   Estas integrantes practican la meliponicultura con el fin de polinizar sus plantas ornamentales y disponer de los recursos de la colmena para uso familiar, aunque en algunos casos lo comercializan, pero generalmente no dependen de esa venta porque las cubanas poseen diversas profesiones: médicos, profesoras, fotógrafas, ingenieras, escritoras, periodistas, técnicas en diferentes labores o son cuenta propistas. 

 Ellas no viven en comunidades como ocurre en América Latina,  sino que radican en zonas bien alejadas, en los territorios de Guantánamo, Santi Spiritus, Villa Clara, Cienfuegos, Matanzas,  Mayabeque, La Habana, Pinar del Río y el municipio especial Isla de la Juventud. 

  Sobre ellas y su actividad se ha realizado una labor comunicativa en medios cubanos de prensa para visibilizar sus prácticas,  a fin de que puedan empoderarse como un grupo aportador de saberes tecno productivos.

   Relacionado con el apoyo científico desde las universidades, Marcos Calero Pérez, médico veterinario del municipio nica de Cárdenas, explicó que los niveles de investigación sobre el tema crecieron en cinco años, y ahora los estudios van a detalles sobre la genética, biodiversidad, morfología,  uso de herramientas científicas de predicciones y mapeo.

   Agregó que en el reciente Congreso Mesoamericano de abejas nativas, en Costa Rica, se apostó por los saberes ancestrales de los productores, aunque estos no tengan ningún nivel académico.

   Por su parte, Humberto Solórzano, propietario de la reserva silvestre de Tonantzin, añadió que el cuidado de estos insectos no se reduce a las atenciones a las colmenas, también incluye un entorno mejorado, por ello en ese emporio de más de 36 hectáreas hay  un gran desarrollo de la lombricultura, uso de materia orgánica, así como el cuidado del suelo, el agua y los recursos boscosos.

   En el encuentro se realizaron recorridos de campo,  labores prácticas con las colmenas, efectuaron una cata de mieles  y expusieron ese renglón de las diversas especies meliponas, además del propóleos y productos elaborados con cera. 

Agencia Cubana de Noticias

Agencia con cobertura nacional de la República de Cuba.

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