El diseño sonoro de Albertico

Alberto Felipe Milanés Matos (Albertico) es un manzanillero chiflado por la radio desde el año 1982, cuando el sonidista Rolando de la Cruz Gacel le propuso echar a un lado su puesto de operador de sonido en el populoso Dancing Light, donde trabajaba.

Foto: CORTESÍA DEL ENTREVISTADO

Por Luis Carlos Frómeta Agüero

En la emisora tendrás mayores posibilidades de superación profesional- dijo De la Cruz Gacel y acepté.

“La alegría y la responsabilidad radiales entraron a mi cuerpo y asesorado por él me inicié en el espacio La onda de la juventud, que conducía Marlon Alarcón Santana, a veces apoyado por dos reconocidos maestros del sonido, Isidro Pérez Peláez y Julio Jurado Aguilar.

“Debido a los consejos de esos profesionales, llevo en este medio 34 años de labor ininterrumpida. Resguardo el Sello aniversario 95 de la Radio cubana, la medalla Raúl Gómez García e innumerables premios, desde el municipio hasta el Festival nacional de la radio y otros que harían extensa la relación.

“El sonidista es la persona, casi anónima, que ofrece color al espacio que sale al aire. El oyente siempre escucha al locutor, lo cambias y de inmediato todos se percatan. No sucede igual con el realizador de sonido.

“En lo personal, tuve la dicha de disfrutar el tránsito tecnológico del sonido analógico al digital, algo que jamás imaginé. Es lo mejor que ha llegado a la radio, como medio de comunicación del patrimonio cultural.

“A quienes comienzan en esta especialidad, les recomiendo entregar cuerpo y alma a lo que hacen. Simultáneamente te escuchan miles de personas de todo el mundo, Internet rompió las fronteras del sonido y es necesario tenerlo presente.

“Recuerdo que en mis inicios tenía el programa Bailen todos, de cuatro horas de duración, muy demandado y, como era grabado, le dedicaba al menos dos horas más para insertar alrededor de 60 musicales que llevaba el espacio.

“Eran jornadas agotadoras. De materializarlo con las nuevas tecnologías, lo reduciríamos a una hora y media, aproximadamente, o sea, el trabajo se humaniza.

“Ahora tengo un programa llamado Hablemos, que sale a las 3:00 p.m. por Radio Granma. Le grabo ocho minutos de textos y el proceso de edición apenas sobrepasa los cinco, cuando anteriormente consumía casi media hora.

“¿Jubilarme? Lo tengo entre mis planes. Recordé que la radio tenía una Ley especial para tramitar a locutores, sonidistas, comentaristas deportivos…con 30 años de servicio o más. Como reunía esos requisitos, comencé los trámites y me fui a casa a esperar la noticia.

“Y como alguien dijo que la felicidad en casa del pobre dura poco, una inesperada llamada telefónica puso fin a la alegría:

– ¡Incorpórate! La Ley que dices está derogada hace años.

“Aquí estoy, frente a mi máquina de sonidos, en espera del lustro que falta, convencido de que, al llegar el momento, nunca tendré un día libre para el descanso”.

La Demajagua

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