Ocho de los nueve regulares agramontinos pegaron al menos un hit ante cinco tiradores granmenses, incluyendo al abridor Yunier Castillo, quien no pudo pasar de la primera entrada y a la postre cargó con el fracaso.
El hombre grande a la ofensiva por los ganadores fue Leonel Moas Acevedo (5-3, un doble, un triple y cuatro impulsadas), mientras que por los derrotados el mejor resultó Guillermo Avilés, quien impulsó dos y fue el autor del único bambinazo de la jornada, además de pegar doble y sencillo.
Los Toros dominaron el partido desde el principio pues fabricaron cuatro carreras en la primera entrada y llegaron a estar ganando 10-1 a la altura de la sexta entrada.
Sin embargo, los anfitriones acortaron distancia y asustaron a sus rivales en los finales, pero ya el mal estaba hecho.
Ángel Luis Márquez, un santiaguero devenido camagüeyano fue el vencedor del desafío, a pesar de soportar 11 de los 15 imparables de los Alazanes y aceptar cinco carreras en 6,1 entradas de labor.
Otro indómito mudado a tierra de los tinajones, Yosmel Garcés, se anotó el salvamento después de obligar a batear para doble play a Yulieski Remón, que había pegado tres cohetes en el partido.
Por Granma también lanzaron Juan Danilo Pérez, Yurisel Rivera, Alexei Ricardo y David Bella y ninguno pudo salir ante la artillería de los tauros, que sufrió una baja sensible en la tercera entrada, en la que fue expulsado Alexander Ayala.
El único error del choque lo cometió en la entrada inaugural Guillermo García, una marfilada que costó carreras en el racimo fabricado por los visitantes.
Esta fue la novena victoria seguida de los Toros, que arrancaron perdiendo cuatro partidos y ahora tienen 9-4 y se ubican en el segundo puesto de la tabla de posiciones, empatados con Industriales y Pinar del Río, a dos juegos completos de Ciego de Ávila (11-2), selección que volvió a triunfar en la jornada.
Los Alazanes, por su parte (8-5), bajaron a la quinta plaza, de modo que todavía disfrutan de una posición de privilegio, aunque no pueden darse el lujo de resbalar mucho en una contienda que, al parecer, será reñida.